Desarticulada en Jerusalén una red de contrabandistas árabes y judíos

Un raro y astronómicamente lucrativo ejemplo de cooperación entre árabes y judíos ha sucumbido estrepitosamente ante el peso de la ley israelí, que ha enviado a la cárcel a los cabecillas de la más grande red de contrabandistas de divisas y oro de Israel.En una vasta operación que abarcó los bastiones de judíos ultraortodoxos y el corazón del sector árabe de Jerusalén, la policía afirma haber desbaratado el aparato que sirvió para exportar ilegalmente cerca de mil millones de dólares (130.000 millones de pesetas) en moneda y oro a bancos europeos. Nueve contrabandistas están ya entre rejas y l...

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Un raro y astronómicamente lucrativo ejemplo de cooperación entre árabes y judíos ha sucumbido estrepitosamente ante el peso de la ley israelí, que ha enviado a la cárcel a los cabecillas de la más grande red de contrabandistas de divisas y oro de Israel.En una vasta operación que abarcó los bastiones de judíos ultraortodoxos y el corazón del sector árabe de Jerusalén, la policía afirma haber desbaratado el aparato que sirvió para exportar ilegalmente cerca de mil millones de dólares (130.000 millones de pesetas) en moneda y oro a bancos europeos. Nueve contrabandistas están ya entre rejas y la policía anuncia más detenciones.

La red de contrabandistas formada por estudiantes religiosos judíos y haredim, judíos ultraortodoxos de línea dura residentes en Jerusalén oeste, y cambistas árabes instalados en la famosa calle Salahadín, en el sector oriental, ha sido descrita como una de las más eficientes bandas del hampa en Tierra Santa. Funcionaba así: los cambistas árabes pasaban dólares a los haredim y éstos exportaban las divisas utilizando como correos a alumnos de las escuelas religiosas judías, o yeshivas.

El sistema era, además, utilizado por docenas de empresarios ansiosos por eludir la lupa de la policía financiera, declaró el portavoz de la policía de Jerusalén. "¿Quién dijo que las empresas árabe-judías jamás van a poder funcionar por tantas diferencias religiosas?", se preguntó con sorna un cambista israelí. "El éxito está escrito", añadió, blandiendo un dólar con la clásica inscripción "In God we trust" ("En Dios confíamos").

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