Nuestro futuro

Tenía sólo 15 años cuando la democracia recaló entre nosotros, y ya desde entonces me parecía claro que ésta era apenas un marco en el que cada individuo, y la sociedad en su conjunto, pudiera desplegar al máximo sus posibilidades, sólo limitadas por las condiciones naturales de unos y de otra. Pero dicho esto, creo recordar que nadie dijo que el camino sería fácil, nadie dijo que las empresas a partir de entonces sabrían conjugar los máximos beneficios con los mayores niveles de empleo, nadie dijo que los truhanes de siempre no tratarían de saltarse las leyes en su provecho, nadie dijo que lo...

Tenía sólo 15 años cuando la democracia recaló entre nosotros, y ya desde entonces me parecía claro que ésta era apenas un marco en el que cada individuo, y la sociedad en su conjunto, pudiera desplegar al máximo sus posibilidades, sólo limitadas por las condiciones naturales de unos y de otra. Pero dicho esto, creo recordar que nadie dijo que el camino sería fácil, nadie dijo que las empresas a partir de entonces sabrían conjugar los máximos beneficios con los mayores niveles de empleo, nadie dijo que los truhanes de siempre no tratarían de saltarse las leyes en su provecho, nadie dijo que los mal nacidos no intentarían ocupar instituciones y partidos hasta envilecerlos; que el Estado a partir de entonces nos acompañaría desde nuestro nacimiento hasta nuestro entierro, renunciando a la iniciativa individual, condición necesaria si es que pretendemos, que la tan manoseada libertad tenga algún sentido; que los agoreros no nos recordarían permanentemente lo cerca que estamos del abismo. Por todo ello, no entiendo a los que se rasgan las vestiduras ante los casos de corrupción; ¿en qué quedamos, se persigue o no se persigue la corrupción?Sólo recordar algo que me parece obvio (en medio de tanto demagogo, hay que seguir recordando lo evidente): nuestro futuro, como país no está escrito en ninguna parte, será en gran medida lo que, desde la confianza en nosotros mismos, no s propongamos hacer.-