Soy amiga de un militar
residente en el sanatorio militar Generalísimo de Guadarrama.La semana pasada intenté ponerme en contacto con él por teléfono y, en centralita, me informan que por orden del coronel director médico del centro queda prohibido pasar cualquier tipo de llamada al domicilio de los militares allí residentes, ya sean oficiales suboficiales o tropa allí destinados y viviendo.
No es la primera vez que este coronel médico adopta medidas caprichosas e injustas contra los militares allí residentes: el año pasado cercó las viviendas con una verja, de modo que para entrar a sus propias viviendas ten...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
residente en el sanatorio militar Generalísimo de Guadarrama.La semana pasada intenté ponerme en contacto con él por teléfono y, en centralita, me informan que por orden del coronel director médico del centro queda prohibido pasar cualquier tipo de llamada al domicilio de los militares allí residentes, ya sean oficiales suboficiales o tropa allí destinados y viviendo.
No es la primera vez que este coronel médico adopta medidas caprichosas e injustas contra los militares allí residentes: el año pasado cercó las viviendas con una verja, de modo que para entrar a sus propias viviendas tenían que solicitarlo al soldado de guardia. Igualmente, cortó el acceso a las viviendas y, como colofón, en plena época invernal, les dejó sin calefacción, con temperaturas bajo cero. En estas viviendas viven militares con sus familias, que están sufriendo la incomprensible actitud de este coronel médico. ¿Nuestros hijos pueden hacer la mili en estas condiciones? ¿Es éste el Ejército de la democracia?-