El regreso del úItimo clan

Antonio Champalimaud es el hombre más rico de Portugal, de acuerdo con los últimos ranking publicados en el país vecino. Si se suma su compra del Totta a su reciente entrada en el Banco Pinto & Sotto Mayor, se convierte, además, en el primer banquero privado portugués.Su vuelta a los negocios en Portugal, ya con 76 años, supone el regreso del último de los tres grandes clanes empresariales expropiados a raíz del 25 de abril de 1974. Después de los Mello y de los Espírito Santo, la familia Champalimaud protagonizó en 1994 su retorno al escenario empresarial portugués tras casi 20 años de...

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Antonio Champalimaud es el hombre más rico de Portugal, de acuerdo con los últimos ranking publicados en el país vecino. Si se suma su compra del Totta a su reciente entrada en el Banco Pinto & Sotto Mayor, se convierte, además, en el primer banquero privado portugués.Su vuelta a los negocios en Portugal, ya con 76 años, supone el regreso del último de los tres grandes clanes empresariales expropiados a raíz del 25 de abril de 1974. Después de los Mello y de los Espírito Santo, la familia Champalimaud protagonizó en 1994 su retorno al escenario empresarial portugués tras casi 20 años de exilio en Brasil, donde el viejo patriarca reconstituyó su fortuna. Antes de la revolución, su imperio estaba valorado en cerca de 40.000 millones de escudos de la época, y le fue expropiado por la cuarta parte. Pero logró reconstituir una fortuna que ahora se evalúa en unos 170.000 millones de escudos (135.000 millones de pesetas).

El regreso de este empresario ha sido, sin embargo, complejo. Este hombre, que se considera a sí mismo "un industrial metido a banquero por razones de inteligencia", como explicó a la revista lusa Exame, nunca aceptó que el Estado portugués vendiera a buen precio en el proceso de privatizaciones sus empresas. Champalimaud llevó al Estado luso ante los tribunales y éste le devolvió determinadas cantidades a condición de que fueran utilizadas en la recompra de sus empresas.

El imperio industrial y financiero de este empresario hecho a sí mismo empezó hace unos 60 años. La base de su expansión fue el negocio cementero. Champalimaud llegaría a controlar las tres cuartas partes de la producción cementera de Portugal, Angola y Mozambique.

Después del cemento, Champalimaud, un industrial que dice disfrutar con el ruido y el olor de las fábricas y que nunca acepta invitaciones a fiestas, decidió entrar en el negocio del acero y creó la Siderurgia Nacional. Posteriormente ampliaría su actividad a sectores como la metaluargia, el papel y la celulosa.

Champalimaud trata de solucionar ahora su sucesión. Hace años su hijo Joáo, su hombre de confianza, fue asesinado por un ex empleado.

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