El policía hallado moribundo estuvo tres días abrazado al cadáver de su esposa, embarazada de cuatro meses

J. A. HERNÁNDEZ / J. M. AHRIENSUn halo de misterio, seguía rodeando ayer el extraño suceso del malogrado matrimonio de la calle de Huerta de Castañeda (distrito de Latina). Amadeo G. G., de 23 años y agente del Cuerpo Nacional de Policía, fue descubierto en la noche del martes -presa de un tremendo impacto emocional- sobre una cama de su casa y abrazado al cadáver de su esposa, Rosa C. M., de 24 años, que estaba embarazada de cuatro meses, según fuentes de la investigación.

Ayer, todo eran hipótesis sobre el origen de esta tragedia, aunque las primeras investigaciones descartan u...

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J. A. HERNÁNDEZ / J. M. AHRIENSUn halo de misterio, seguía rodeando ayer el extraño suceso del malogrado matrimonio de la calle de Huerta de Castañeda (distrito de Latina). Amadeo G. G., de 23 años y agente del Cuerpo Nacional de Policía, fue descubierto en la noche del martes -presa de un tremendo impacto emocional- sobre una cama de su casa y abrazado al cadáver de su esposa, Rosa C. M., de 24 años, que estaba embarazada de cuatro meses, según fuentes de la investigación.

Ayer, todo eran hipótesis sobre el origen de esta tragedia, aunque las primeras investigaciones descartan un crimen pasional y apuntan a que el policía sufrió un choque emocional al llegar a casa y ver que su joven esposa estaba muerta. Se abrazó a ella y quedó en estado catatónico, aventuran los citados medios de la investigación.

Cuando ambos fueron descubiertos juntos y sobre la cama de matrimonio (el hedor que salía de la casa alertó a los vecinos), la mejilla de Amadeo estaba pegada a la de su joven esposa. Tanto tiempo permaneció en esa posición -inmóvil, sobrecogido- que los investigadores atribuyen a esa presión entre ambos cuerpos el hecho de que el mentón de ella estuviese muy ladeado y amoratado. "Él estaba como besándola, y ella, en avanzado estado de descomposición", explicó ayer un compañero de Amadeo.

Amadeo, que fue trasladado a la unidad de cuidados intensivos de La Paz, seguía ayer con los ojos cerrados, sin hacer un sólo gesto. Los médicos que le atienden calificaron su estado de grave, pero se mostraron confiados en su recuperación. El parte médico indicaba que el paciente estaba en coma y sufría una destrucción de la fibra muscular, posiblemente motivada por los largos días que permaneció aferrado al cadáver de su esposa.

"La quería muchísimo"

El médico forense que practicó ayer la autopsia a Rosa G. M. rehusó comentar las conclusiones de su informe. No obstante, un hermano de Amadeo, que se desplazó desde Galicia a Madrid al saber la tragedia, indicó que el forense había comentado ayer por la mañana a la familia la posibilidad de que la muerte de su cuñada Rosa se debiese a un escape de gas. Ambos se casaron hace seis, meses, y sólo hacía un mes que habían comprado el piso de la calle de Huerta de Castañeda y, ahora lo estaban pintando. Varios policías compañeros de Amadeo acudieron ayer de forma espaciada al hospital para interesarse por su salud. Uno de ellos definió a Amadeo como "un compañero fenomenal; no sabemos qué ha podido pasar exactamente", dijo, "pero lo cierto es que en absoluto se trata de un crimen pasional; la quería muchísimo, y siempre estaba hablando de ella", apostilló.

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"Le echamos en falta el lunes; nos extrañó que no fuese a trabajar sin avisarlo antes", comentó otro compañero, desconsolado tras conocer el fatal motivo de la ausencia. "Ha tenido que sufrir muchísimo; aparentemente", añadió, "ahora mismo no tiene nada grave de salud; simplemente que no habla ni dice nada; los médicos creen que puede escuchar lo que se le dice, pero no reacciona", agrego.

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