Cartas al director

Ozono

Fiel lector de EL PAÍS, noto que cada vez dan ustedes menos noticias malas del ozono. Algo todavía queda: hace unos días nos informaban de la existencia de un agujerito en Chile.Eso sí, aún no se han decidido a dar ninguna noticia buena. Por ejemplo, y volviendo al caso chileno, no desmintieron aquello tan impresionante de las ovejas que se habían quedado ciegas en la Patagonia, noticia que dio varias vueltas al mundo, jaleada por prensa y televisión. Un estudio científico demostró la falsedad del asunto, pero al público en general no se le informó de ello.

Más recientemente, dur...

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Fiel lector de EL PAÍS, noto que cada vez dan ustedes menos noticias malas del ozono. Algo todavía queda: hace unos días nos informaban de la existencia de un agujerito en Chile.Eso sí, aún no se han decidido a dar ninguna noticia buena. Por ejemplo, y volviendo al caso chileno, no desmintieron aquello tan impresionante de las ovejas que se habían quedado ciegas en la Patagonia, noticia que dio varias vueltas al mundo, jaleada por prensa y televisión. Un estudio científico demostró la falsedad del asunto, pero al público en general no se le informó de ello.

Más recientemente, durante el invierno pasado, el nivel de ozono, tras la sedimentación de los aerosoles del volcán Pinatubo, se recuperó espectacular mente de los niveles bajos que al canzó el año anterior en nuestras latitudes, y las medidas satelitarias y desde tierra dieron ya me diciones normales o incluso su periores a la media de muchos años. También el asunto pasó desapercibido.

Otros estudios más específicos muestran, por ejemplo, que ni siquiera el plancton de los mares que circundan la Antártida ha sufrido por el agujero. O que las radiaciones ultravioletas del tipo B, las que intercepta el ozono, son en realidad menos culpables que las del tipo A, UVA, en el posible cáncer de piel.

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Deberían ustedes ir más allá de lo que publican Nature y Science. En Nature se publicó el descubrimiento del agujero antártico y dieron durante unos años mucha caña al asunto; en Science, el presidente de la American Association for the Advancement of Science, sociedad que la publica, es Rowland, el que descubrió la malignidad de los CFC. En fin, que en este asunto no son del todo imparciales... (y no por las beneméritas razones con las que se justificaba Maddox en EL PAÍS el otro día).

Anímense ustedes, publiquen de vez en cuando alguna noticia buena, aunque los de Greenpeace trepen a los techos y se suban por las paredes.

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