Editorial:

Realidades bosnias

SORPRENDE QUE sorprenda a algún observador que el Ejército del Gobierno de Bosnia-Herzegovina, de mayoría musulmana, se lance a una ofensiva contra las posiciones serbias que cercan desde hace más de dos años y medio Bihac y Sarajevo, desoyendo las voces que les recomiendan que se esté quieto en sus ciudades bombardeadas y asediadas y se resigne a su posición dé víctima. Por primera vez, las fuerzas bosnias han infligido una seria derrota militar al Ejército serbio de Radovan Karadzic y le han arrebatado el control de más de 270 kilómetros cuadrados de territorio en el noroeste de Bosnia. Todo...

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SORPRENDE QUE sorprenda a algún observador que el Ejército del Gobierno de Bosnia-Herzegovina, de mayoría musulmana, se lance a una ofensiva contra las posiciones serbias que cercan desde hace más de dos años y medio Bihac y Sarajevo, desoyendo las voces que les recomiendan que se esté quieto en sus ciudades bombardeadas y asediadas y se resigne a su posición dé víctima. Por primera vez, las fuerzas bosnias han infligido una seria derrota militar al Ejército serbio de Radovan Karadzic y le han arrebatado el control de más de 270 kilómetros cuadrados de territorio en el noroeste de Bosnia. Todo indica que ante la falta de reacción serbia, la ofensiva bosnia continuará.Durante tres años, la comunidad internacional ha pregonado al Gobierno de Sarajevo que debía aceptar las realidades sobre el terreno, es decir, la victoria militar de las fuerzas serbias. Ahora, aprovechando las tensiones reales que existen en el campo enemigo, en el que el presidente de Serbia, Milosevic, ha decidido distanciarse de Karadzic para paliar los efectos de las sanciones, el Ejército de Bosnia se ha lanzado a crear nuevas realidades sobre el terreno.

Un factor esencial en este cambio ha sido el acuerdo entre croatas y bosnios, gracias al cual éstos han podido recibir armamento pese al embargo. El Ejército bosnio tiene la gran motivación de quien. vio todo perdido y ahora tiene más fuerza y armas. La correlación de fuerzas va cambiando. En el Ejército serbio, la moral es ínfima. El mensaje de sus líderes les hizo confiar en que la guerra sería corta y la victoria rápida. No ha sido así. Y ahora la actitud de Milosevic aleja aún más aquellas expectativas. Las deserciones son una plaga, y las bandas paramilitares que hacían antes el trabajo sucio ya no acuden al frente porque no hay botín de guerra que esperar. Esto no significa que la ofensiva de Bihac hacia el sur suponga un giro radical en la suerte de la guerra y que los bosnios con sus aliados croatas puedan cantar victoria contra los serbios. No se puede descartar que Karadzic esté exagerando sus pérdidas para agitar movimientos de solidaridad en Serbia, donde Milosevic intenta ignorar estos acontecimientos.

La gran incógnita está en la capacidad de Milosevic de mantener el embargo contra los hermanos serbios en Bosnia. En el Ejército de Serbia son muchos los mandos que quieren acudir en su ayuda. Milosevic ha desatado por ello una purga entre los oficiales más proclives a unirse de nuevo a los combatientes en Bosnia y Croacia y ha armado fuertemente a unas fuerzas policiales de su confianza con más de 70.000 hombres.

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La nueva víctima de esta guerra parece ser la unidad en la OTAN. Mientras Francia y el Reino Unido condenan la ofensiva musulmana, Washington la considera legítima. En todo caso ya está claro que aquellos que abogaban por una rápida paz basada en una victoria militar serbia inapelable han errado.

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