La Bolsa de EE UU no cree en el porvenir de la prensa

Las ganancias crecen, las acciones bajan. Esta paradoja late en el corazón de la prensa. Después de varios años de escasez, cuando no de quiebras, las publicaciones de Estados Unidos han recuperado sus carteras de publicidad y el mercado vuelve a ser una fiesta. Sólo Wall Street no cree en la consistencia del banquete.Todas las compañías de prensa durante los pasados años de crisis norteamericana, lograron reducir sus costes. Todos los costes menos uno: el papel. Con la crisis, muchas papeleras cerraron, otras sufrieron graves apuros; en la recuperación, unas tratan de resarcirse y la tota...

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Las ganancias crecen, las acciones bajan. Esta paradoja late en el corazón de la prensa. Después de varios años de escasez, cuando no de quiebras, las publicaciones de Estados Unidos han recuperado sus carteras de publicidad y el mercado vuelve a ser una fiesta. Sólo Wall Street no cree en la consistencia del banquete.Todas las compañías de prensa durante los pasados años de crisis norteamericana, lograron reducir sus costes. Todos los costes menos uno: el papel. Con la crisis, muchas papeleras cerraron, otras sufrieron graves apuros; en la recuperación, unas tratan de resarcirse y la totalidad se aprovecha del tirón para incrementar los precios. El precio medio de una tonelada de papel prensa en febrero de este año era de 420 dólares, se colocó en 510 dólares el primero de octubre y se pronostica que alcanzará los 560 dólares a finales de año. "Muy duro absorber tres subidas en seis meses", dicen los gerentes de The New York Times.

Las plantillas se contraen, las comunicaciones tratan de funcionalizarse, las sinergías se apuran al máximo, pero el papel sigue encareciéndose. Los brokers, los operadores, los inversores institucionales, parecen tener todo esto en sus cuentas. Esto y. algunas consideraciones más. Por ejemplo, la creciente competencia, que están creando a los diarios los anuncios directos por correo, los continuos cambios a gran escala en las firmas que venden al por menor, el declive general de la lectura y, por último, el titubeante papel que el papel impreso va a ocupar en un mundo de comunicaciones electrónicas.

Por el momento la publicidad ha crecido en los diarios y revistas, pero la pregunta a más largo plazo es si continuará acudiendo y en qué medida. Esta duda sobre el porvenir importa tanto que no aparecen demasiados compradores, ni siquiera para las acciones de las compañías más sólidas. La generalidad de las firmas de prensa tiene las acciones con cotizaciones más bajas que hace un año. Y no sólo eso: la Dow Jones & Company, editora del Wall Street Journal, sufre una cotización un 19% inferior a la crisis bursátil de 1987; la Times Mirror soporta una devaluación del 20% respecto a entonces, y entre otras, la emblemática The New York Times Company a mediados de octubre vendía sus títulos un 30% más baratos que en los tiempos del crash, hace siete años.

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