Cartas al director

Las 'trincheras' del distrito Centro

Día 27 de septiembre, en el distrito Centro, una zona -barrio de Maravillas- que tiene acceso por diversas calles. Tres de la tarde, vuelta del trabajo: accedo por la calle del Divino Pastor, pero sólo puedo entrar y salir, pues el resto de entradas están cortadas; en una están asfaltando; en otras, Gas Natural levanta la calle; en otras es el Canal de Isabel II el que abre las trincheras, además de diversos trabajos de excavación que inutilizan otras calles y la plaza. Consigo llegar a casa y encuentro otra sorpresa: no hay agua; una de las excavadoras ha roto las conducciones. Me dese...

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Día 27 de septiembre, en el distrito Centro, una zona -barrio de Maravillas- que tiene acceso por diversas calles. Tres de la tarde, vuelta del trabajo: accedo por la calle del Divino Pastor, pero sólo puedo entrar y salir, pues el resto de entradas están cortadas; en una están asfaltando; en otras, Gas Natural levanta la calle; en otras es el Canal de Isabel II el que abre las trincheras, además de diversos trabajos de excavación que inutilizan otras calles y la plaza. Consigo llegar a casa y encuentro otra sorpresa: no hay agua; una de las excavadoras ha roto las conducciones. Me desespero. Pero, ¡oh idea!, ¿y si dejo el coche, llevo al niño al colegio en metro o autobuses (necesito dos autobuses para llegar) y después dos medios de transporte que me lleven al trabajo? Para entonces serán las diez de la mañana, y si no paso a engrosar las filas del paro, podría ser una solución. También podría dejar al niño en la puerta del colegio a las siete de la mañana y entonces llegaría puntual al trabajo. Pero estas soluciones tampoco son válidas: las calles tienen que estar libres de vehículos durante el día para que trabajen las brigadas de zapadores; el privilegio de aparcar queda para los noctámbulos que llenan los bares de copas de todo el barrio. También podría alquilar un garaje (20.000 pesetas mensuales de media) o comprar una plaza (la más barata, 3,5 millones de pesetas). ¡Mi economía no está para esos sobresaltos! Aquí no hay aparcamientos para residentes, esto no es Chamberí o el paseo de Rosales.El 28 de septiembre vuelvo a intentarlo (no tengo otro remedio). Los mismos problemas que el día anterior, pero aumentados:. han cortado otra calle, ya sólo queda una entrada; como ayer, tengo que ir a aparcar a otra zona.

Por fin logro acceder a pie y comienzo a saltar zanjas, subir montículos de arena, sortear montones de piedras y cascotes, que un hombre joven puede evitar con relativa facilidad, pero hay que tener en cuenta la edad media de la población que vive en este distrito. Los vecinos soportamos esta situación en mayor o menor grado desde hace seis meses.

Y luego están la suciedad, el abandono del mobiliario urbano, la falta de parques e instalaciones deportivas, etcétera. Pero esto es otro capítulo del serial.-

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