Gorilas en la guerra

Los famosos animales de Ruanda, llevados al cine, han sobrevivido a la catástrofe

La mayor parte de los famosos gorilas de montaña de la zona norte de Ruanda están a salvo, según las primeras estimaciones realizadas tras la guerra civil que asoló este país. Estos animales, únicos en el mundo, de los que sólo quedan unos seiscientos ejemplares, viven en las montañas de Virunga, una zona selvática en territorio de tres países: Ruanda, Zaire y Uganda y en otra zona de territorio ugandés. Protegidos sus hábitats como parques nacionales, los primeros controles de las comunidades observadas habitualmente por los científicos y, los turistas indican que sólo faltan dos gorilas de u...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La mayor parte de los famosos gorilas de montaña de la zona norte de Ruanda están a salvo, según las primeras estimaciones realizadas tras la guerra civil que asoló este país. Estos animales, únicos en el mundo, de los que sólo quedan unos seiscientos ejemplares, viven en las montañas de Virunga, una zona selvática en territorio de tres países: Ruanda, Zaire y Uganda y en otra zona de territorio ugandés. Protegidos sus hábitats como parques nacionales, los primeros controles de las comunidades observadas habitualmente por los científicos y, los turistas indican que sólo faltan dos gorilas de un grupo de 60 en Ruanda y que otro grupo de 30 que habita en territorio zaireño se encuentra bien. Las montañas de Virunga se encuentran muy próximas a Goma, en cuyos alrededores están los mayores campos de refugiados ruandeses en Zaire. Estudiados desde los años sesenta por la bióloga Dian Fossey, los gorilas de montaña son los protagonistas de su conocido libro, llevado al cine, Gorilas en la niebla, y se habían convertido en la máxima atracción turística de la zona. "Son animales pacíficos, excepto cuando un macho se ve amenazado", afirmó el guarda zaireño Didi Mwanaki durante una visita a la zona el pasado miércoles. Al otro lado de la frontera, en Ruanda, está el centro de investigación de Fossey, que fue saqueado durante la guerra. "Se puede arreglar y sus directivos ya se han puesto en contacto con el nuevo Gobierno para que puedan volver los científicos", explica Mwanaki. Los gorilas de montaña se diferencian de suscongéneres de la llanura en su pelo pelo más largo y en su hábito de defecar en los nidos que hacen cada noche en un lugar distinto. Se mueven en grupo y recorren varios kilómetros al día.En Zaire, los turistas pueden visitarlos en grupos de no más de siete personas y deben pagar una entrada y luego andar durante varias horas por la selva tropical guiados por un guarda que sabe encontrar sus rastros. En el centro cercano a Goma del instituto zaireño de conservación de la naturaleza no hay rastro de la catástrofe cercana de los campos de refugiados. "Aquí todo está en calina", explica Mwanaki. "Es dificil imaginar lo que pasa allí abajo".

En Ruanda, Dieter Steklis, director del Fondo Dian Fossey para los Gorilas, comprobó el buen estado de una comunidad de 60 gorilas. Steklis, que tuvo que dejar su trabajo en abril en el centro de investigación ruandés por la guerra, echó en falta solamente a un macho joven y a una hembra que se ha pasado a otra familia. Steklis no observó diferencias de comportamiento en los gorilas, aunque señaló que el mayor peligro no fue la guerra, sino el paso de los refugiados y su ganado por la selva. "Creo que los gorilas se quitaron de en medio", dice. Un tercio de los guardas de la reserva ruandesa ha vuelto a su trabajo en las últimas semanas, pero el resto fue atacado por milicias extremistas hutus en los campos de refugiados cuando se pleparaban recientemente para volver a bordo de camiones de Naciones Unidas. Steklis ha señalado que el nuevo Gobierno de Ruanda reconoce la importancia de los gorilas como recurso financiero y científico.

Archivado En