EDUCACIÓN

El nivel de sobresalientes, y no el de suspensos, reflejará la calidad de un profesor en el futuro

"Asociar calidad de la enseñanza universitaria o importancia de la materia al nivel suspensos forma parte de un anecdotario carpetovetónico. Es un sacrilegio" dijo ayer Miguel Ángel Quintanilla, secretario general del Consejo de Universidades en Santander. "En la universidad del futuro habrá que relacionar la calidad de un profesor por el porcentaje de sobresalientes y no de suspensos" añadió Quintanilla

aprovechó el curso Evaluación de las universidades en España celebrado en Santander para presentar un nuevo modelo de valoración, más acorde con las directrices europeas, y que terminar...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

"Asociar calidad de la enseñanza universitaria o importancia de la materia al nivel suspensos forma parte de un anecdotario carpetovetónico. Es un sacrilegio" dijo ayer Miguel Ángel Quintanilla, secretario general del Consejo de Universidades en Santander. "En la universidad del futuro habrá que relacionar la calidad de un profesor por el porcentaje de sobresalientes y no de suspensos" añadió Quintanilla

aprovechó el curso Evaluación de las universidades en España celebrado en Santander para presentar un nuevo modelo de valoración, más acorde con las directrices europeas, y que terminará, por ejemplo, con la "barbaridad' de dictar apuntes.Los reinos de taifas y favoritismos dentro de las universidades, el hábito de suspender a los alumnos para mantener la tradición de asignatura valiosa y la falta de transparencia en la marcha de las aulas acabarán desapareciendo del mapa universitario si los centros españoles se lanzan, por fin, a un sistema de evaluación universitaria, al igual que ya se está practicando en otros países europeos. Quintanilla habló de una universidad y una cultura universitaria nuevas, en las que la reina será la calidad de la docencia y la investigación Para alcanzar esa calidad de docencia, competitiva en la UE, el Consejo de Universidades ha elaborado un programa experimental de evaluación del rendimiento de las universidades, practicado voluntariamente en algunas facultades y escuelas de 16 universidades públicas durante dos años, y cuyas técnicas de procedimiento fueron presentadas ayer a los asistentes al seminario (rectores, vicerrectores y gerentes).

Corren tiempos difíciles para la financiación de la universidad española que, por otra parte, se encuentra a la cola de los países de la OCDE: si la media de financiación de la educación superior en estos países es del 1,5% del PIB, en España es del 1%. Y esos tiempos exigen buena gestión y distribución de los recursos.

La mejor fórmula que se ha encontrado para proceder a esa suerte de control de la financiación estatal es la evaluación universitaria, mecanismo que ya se viene practicando otros países europeos (en estos días, la OCDE precisamente ha reunido en París a representantes de universidades de 24 países para hablar de este tema).

El programa experimental presentado ayer en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP), que será valorado al final por expertos de otros países, recoge datos generales como número de profesores, de alumnos, de personal no docente, de instalaciones.... pero también la opinión de los profesores sobre sus condiciones de trabajo, sobre las instituciones y el punto de vista de alumnos y ex alumnos sobre sus centros de estudio. Son mecanismos de evaluación externa e interna cuyos resultados se traducirán en financiación, según subrayó Gustavo Suárez Pertierra, ministro de Educación y Ciencia, en la inauguración del seminario.

Pronunciar las diferencias

Rectores como el de la Universidad de León, Julio Cesar Santollo Mediavilla, pidieron rápidamente una explicación sobre un posible control que pudiera ir en perjuicio de algunas universidades. "Con la evaluación", dijo Santollo, "se puede caer en la perversión de introducir elementos comparativos entre universidades y condicionar la financiación a los resultados de la evaluación puede suponer que los mal evaluados reciban cada vez menos y los mejores cada vez más, lo que representará que se hagan más fuertes las diferencias".Sin embargo, a juzgar por las intervenciones de los miembros del comité técnico del programa experimental, el objetivo de la evaluación universitaria no es otro que perseguir la calidad, "y los organismos tienen que cubrir esa calidad y financiar de tal manera que las malas sean buenas y las buenas, mejores", dijo Quintanilla.

El proceso ha comenzado ya con este programa experimental. Si las 44 universidades públicas españolas se prestan a hacer una autoevaluación y los mecanismos de las instituciones externas proceden con rigor a una valoración del rendimiento de las universidades, la transparencia permitirá observar dentro de las propias universidades necesidades y excesos, comparación entre departamentos y productividad.

Archivado En