Relajación en movimento

El título del curso era Técnicas de relajación en movimiento, pero ninguna de las 30 personas inscritas podía haber supuesto de antemano la estricta correlación del nombre con la aventura que iban a vivir. Los cursillistas de la comunidad Zen de Yegen, situada en un cortijo aislado en lo alto de una ladera de la sierra, llegaron el domingo por la mañana a la Alpujarra procedentes de Alemania, Francia y España dispuestos a aprender con unos monjes las técnicas de relajación del taichi.Algunos habían llegado o estaban a mitad de la ascensión por una fatigosa pista de tierra cuando advirti...

El título del curso era Técnicas de relajación en movimiento, pero ninguna de las 30 personas inscritas podía haber supuesto de antemano la estricta correlación del nombre con la aventura que iban a vivir. Los cursillistas de la comunidad Zen de Yegen, situada en un cortijo aislado en lo alto de una ladera de la sierra, llegaron el domingo por la mañana a la Alpujarra procedentes de Alemania, Francia y España dispuestos a aprender con unos monjes las técnicas de relajación del taichi.Algunos habían llegado o estaban a mitad de la ascensión por una fatigosa pista de tierra cuando advirtieron cómo un frente de fuego subía hacia la montaña. Jesús Belinchón, un cursillista residente en un pueblo de Jaén, llegó a bordo de un coche junto con su esposa embarazada. "Habíamos llegado al cortijo Jiko-an y divisamos el fuego. Nosotros decidimos pasar allí la noche. Hasta el día siguiente no nos dimos cuenta del riesgo que corrimos".

El lunes regresaron los alumnos, pero a la una de la tarde las llamas llegaron hasta Jiko-an por segunda vez y quemaron las tiendas de campaña y provocaron el pánico entre los aprendices de las técnicas zen, que huyeron despavoridos. Ayer, los pocos que no se habían marchado, ejercitaban sus poderes de relajación en una casa en pleno pueblo, lejos de peligros.