CAPRICHOS CÁNTABROS

Fue un capricho de la hija del marqués y hoy es el capricho de los rostros famosos que caen por Comillas o para quien pueda marcarse un lujo culinario por 6.000 pesetas. Gabilondo, Induráin, Hierro o el príncipe heredero de Japón se han sentado en sus comedores. Todos vienen por este restaurante, que en su día construyera Gaudí por encargo del marqués de Comillas en 1885. Cocina de lujo que hace a la gente perder el sentido y pirrarse por su foie entier de Armagnac o por los creppes de bacalao y chuparse los dedos por el rodaballo con salsa de azafrán y tomate, o el entrecó al qu...

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Fue un capricho de la hija del marqués y hoy es el capricho de los rostros famosos que caen por Comillas o para quien pueda marcarse un lujo culinario por 6.000 pesetas. Gabilondo, Induráin, Hierro o el príncipe heredero de Japón se han sentado en sus comedores. Todos vienen por este restaurante, que en su día construyera Gaudí por encargo del marqués de Comillas en 1885. Cocina de lujo que hace a la gente perder el sentido y pirrarse por su foie entier de Armagnac o por los creppes de bacalao y chuparse los dedos por el rodaballo con salsa de azafrán y tomate, o el entrecó al queso de Tresviso. Es el toque tradicional que resiste bien la mezcla con la nouvelle cuisine. ¿Y de postre? Existen los fieles del hojaldre al capricho de Gaudí, y se cuentan por millares los guerrilleros de los creppes. Si a alguno le falla el presupuesto, pues bien, a la terraza a degustar el menú de 2.500, que no es moco de pavo. Café, vino y postre incluidos.-

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