Berlusconi intenta salvar su Gobierno pese al cerco de los jueces

La orden de detención por corrupción contra Paolo Berlusconi estrecha el cerco judicial a su hermano, el primer ministro Silvio Berlusconi, pero no pone en peligro la supervivencia del Gobierno. Al menos por el momento. Los socios de Forza Italia acaban de concederle un respiro tras la reunión que Umberto Bossi (líder de la Liga Norte) y Gianfranco Fini (Alianza Nacional) mantuvieron con Il Cavaliere a últimas horas del martes. Entretanto, Paolo seguía anoche en paradero desconocido, pero su abogado negociaba su entrega.

Paolo Berlusconi, siempre a la sombra de su hermano Silvio en el e...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La orden de detención por corrupción contra Paolo Berlusconi estrecha el cerco judicial a su hermano, el primer ministro Silvio Berlusconi, pero no pone en peligro la supervivencia del Gobierno. Al menos por el momento. Los socios de Forza Italia acaban de concederle un respiro tras la reunión que Umberto Bossi (líder de la Liga Norte) y Gianfranco Fini (Alianza Nacional) mantuvieron con Il Cavaliere a últimas horas del martes. Entretanto, Paolo seguía anoche en paradero desconocido, pero su abogado negociaba su entrega.

Paolo Berlusconi, siempre a la sombra de su hermano Silvio en el entramado empresarial del primer ministro, se encontraba al caer la noche de ayer en paradero desconocido y buscado por la policía, mientras su abogado negociaba con el superjuez Antonio di Pietro una entrega que le permitiera ser interrogado y pasar directamente a la situación de arresto domiciliario sin cruzar la puerta de la cárcel.La desaparición de Paolo es un motivo adicional de incomodidad política para Silvio Berlusconi, en situación cada vez más precaria, pero la supervivencia del Gobierno no parece en peligro al más corto plazo, ya que la práctica totalidad de la clase política, incluso la oposición de izquierdas, no quiere ahora elecciones anticipadas.

El grado de nerviosismo que se vive en Italia queda ilustrado por el hecho de que el fiscal jefe de Milán, Saverio Borrelli, tuvo que salir ayer al paso de insistentes rumores para desmentir que se hubiese abierto un sumario al propio primer ministro.

Entretanto, un juez romano rechazaba la petición de detener al ex primer ministro socialista Bettino Craxi (que hace frente en uno de los procesos por corrupción que se le siguen a una petición fiscal de 11 años de cárcel) y le exigía no abandonar Italia. Una orden dificil de cumplir: Craxi lleva meses en Túnez y no muestra intención alguna de regresar.

Páginas 3 y 4 Editorial en la página 8

Archivado En