Un anciano muere calcinado en su casa

El fuego no es exclusivo del bosque. También destruye en la ciudad. La madrugada del domingo se cebó con una vivienda de la calle de Clara del Rey, 58. El único habitante del piso séptimo C, Conrado Llorente García Martín, de unos 75 años, murió calcinado en su hogar.

El fuego comenzó poco antes de las cuatro de la madrugada, por causas aún desconocidas. "Había un recipiente en el vestíbulo del piso, pero eso no quiere decir nada. Hasta dentro de unos días no sabremos por qué se produjo el incendio", manifestaron los bomberos. Los efectivos de cuatro coches trabajaron casi tres hora...

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El fuego no es exclusivo del bosque. También destruye en la ciudad. La madrugada del domingo se cebó con una vivienda de la calle de Clara del Rey, 58. El único habitante del piso séptimo C, Conrado Llorente García Martín, de unos 75 años, murió calcinado en su hogar.

El fuego comenzó poco antes de las cuatro de la madrugada, por causas aún desconocidas. "Había un recipiente en el vestíbulo del piso, pero eso no quiere decir nada. Hasta dentro de unos días no sabremos por qué se produjo el incendio", manifestaron los bomberos. Los efectivos de cuatro coches trabajaron casi tres horas con escalas para extinguir las llamas, que, amén de destrozar el piso 7º C, dañaron otros tres apartamentos de la planta (A, B, y D) y el sexto C.

"Yo estaba sentado, tratando de aliviarme con un masaje la mala circulación de los pies, cuando oí un crepitar. Creí que ardían las hierbas del patio, pero al mirar hacia arriba vi que salían llamas del último piso", narra uno de los vecinos del segundo. "Caían maderas encendidas, que prendieron el toldo echado del primero". El hombre y su mujer cogieron entonces cubos de agua para apagar los parasoles de abajo.

"Menos mal, porque además tenía la bombona de butano en la terraza y podía haber explosionado por simpatía", agradece el vecino de abajo, Odilo, que trabajó para el Icona. "El fuego fue espectacular. Hubo explosiones y rotura de cristales", prosigue.

Los bomberos no pudieron salvar a Conrado Llorente. "Estaba un poco impedido y caminaba con bastón", recordaba ayer uno de los vecinos.

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