Editorial:

14 de julio, en París

14 DE JULIO. Día de la Bastilla. Día de La Marsellesa. Una fecha de la que arranca la Europa contemporánea. Fuerzas francesas, alemanas, belgas, luxemburguesas y españolas han desfilado este 14 de julio por los Campos Elíseos. Los tercios de Flandes habrían ambicionado pasearse, victoriosos, por París en su día si Rocroi (1643) hubiera cambiado el signo de la historia. Las hordas hitlerianas lo hicieron también por los Campos Elíseos un 14 de junio de 1940, pero bajo el signo de la humillación y la derrota; es decir, de la anti-Europa.La conmemoración de ayer tiene, Sin embargo, ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

14 DE JULIO. Día de la Bastilla. Día de La Marsellesa. Una fecha de la que arranca la Europa contemporánea. Fuerzas francesas, alemanas, belgas, luxemburguesas y españolas han desfilado este 14 de julio por los Campos Elíseos. Los tercios de Flandes habrían ambicionado pasearse, victoriosos, por París en su día si Rocroi (1643) hubiera cambiado el signo de la historia. Las hordas hitlerianas lo hicieron también por los Campos Elíseos un 14 de junio de 1940, pero bajo el signo de la humillación y la derrota; es decir, de la anti-Europa.La conmemoración de ayer tiene, Sin embargo, un signo muy diferente. Europa, pese a todas las dificultades, pese a la resistencia británica, no cristaliza en la parálisis, y, muy al contrario, piensa en una necesidad de realpolitik inescapable como es la creación de una fuerza militar integrada de carácter plenamente comunitario. Ése es el significado profundo del desfile de ayer en la capital francesa.

El presidente Mitterrand, cuyas insuficiencias y maniobras de palacio en la política interior francesa son demasiado obvias para ser ignoradas, posee, sin embargo, el sentido profundo de la historia, entiende mejor que nadie el significado de lo que ayer ocurrió y alentó él mismo a que ocurriera en París.

Europa no puede existir, ha dicho el primer mandatario francés, si carece de los medios de. acción que le son propios, "si tiene que depender de fuerzas exteriores". Nadie se tiene que ofender por ello. Mitterrand se refería, inevitablemente, a Estados Unidos. Si la OTAN fuera a ser eternamente el único instrumento militar de proyección potencial de Europa, evidentemente la construcción europea padecería de graves limitaciones, y aunque nada hay decidido sobre el particular, parece cierto que Francia y Alemania, con todos los problemas que ello implica de hegemonización futura de esa construcción política, están de acuerdo en que la Unión Europea no debe limitarse a un mercado vasto e interior como desearían los británicos. No parece, por añadidura, que España se halle en fundamental desacuerdo con esa visión del futuro; por tanto, miel sobre hojuelas.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Lo simbólico tiene todavía hoy una fuerza decisiva en las grandes ceremonias de la fabricación continental. El espectáculo de los jefes de Estado o de Gobierno de España, Alemania, Bélgica y Luxemburgo presidiendo el desfile de unas fuerzas militares tan embrionarias como se quiera, pero comunes, es algo inédito en Europa.

No cabe duda de que la presencia de las tropas extranjeras no alemanas, y singularmente las españolas, tiene un poco el carácter de coartada, de maquillaje para que soldados alemanes desfilen una vez más por París. No importa. Si España tiene algo que ser en la Europa del futuro, que no sea la imagen del chovinismo.

No todo el mundo se felicita hoy en Francia del regreso de lo que algunos pueden interpretar como un mal recuerdo. Y aunque ello es comprensible, pensemos tan sólo que esta vez la historia puede empezar de nuevo. Por eso, ayer, un cuerpo de ejército auténticamente europeo desfilaba por París.

Archivado En