Cartas al director

Los privilegios del fútbol

Si lamentables son las actuaciones de los aficionados al fútbol que han mutilado uno de los más bellos monumentos de esta ciudad, tanto o más lamentable es, a mi juicio, la permisividad de que hacen gala los servicios municipales del Ayuntamiento de Madrid.Lamentables son también las declaraciones del señor Álvarez del Manzano, cuando dice que no va a ordenar a la policía que arremeta contra los energúmenos que consideran que la celebración de la victoria de su equipo, -local o nacional- les autoriza a transgredir toda clase de leyes, normas u ordenanzas, que se supone fueron elaboradas por el...

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Si lamentables son las actuaciones de los aficionados al fútbol que han mutilado uno de los más bellos monumentos de esta ciudad, tanto o más lamentable es, a mi juicio, la permisividad de que hacen gala los servicios municipales del Ayuntamiento de Madrid.Lamentables son también las declaraciones del señor Álvarez del Manzano, cuando dice que no va a ordenar a la policía que arremeta contra los energúmenos que consideran que la celebración de la victoria de su equipo, -local o nacional- les autoriza a transgredir toda clase de leyes, normas u ordenanzas, que se supone fueron elaboradas por el bien de todos, haciendo posible la convivencia en base al respeto y la conciencia cívica.

¿Quién autorizó en su día y consiente todavía que estos gamberros utilicen la fuente de Cibeles como cuartel general de sus celebraciones?

Los servicios de orden no están para cargar contra los ciudadanos pacíficos y respetuosos, pero sí los mantenemos con nuestro dinerito para que procuren evitar los desmanes de quienes no son capaces de asimilar -movidos por diferentes euforias- el hecho de que hay que respetar personas y bienes.

Sabido es que el fútbol mueve millones. Tanto que algún directivo se permite decir públicamente que "se ha reído del alcalde". Tantos, que los que vivimos en las proximidades de algún estadio tenemos que sufrir ruidos, retrasos, desvíos y ver colapsado el tráfico en nuestro barrio, permitiéndose el aparcamiento en tres o cuatro filas en medio de la calle, sobre las aceras, en pasos de cebra, etcétera.

¿Se le ha ocurrido pensar a alguien lo que ocurriría en estas calles en caso de suceder alguna desgracia que hiciera precisa la intervención de los bomberos? ¿Habría algún responsable?.

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