Cartas al director

Malvivir en Madrid

Soy un madrileño con 47 años, casado y con un hijo de seis, estoy enfermo de ambas piernas, desde el año 1987 estoy en el paro, mi mujer tampoco trabaja y vivimos en un piso de apenas 27 metros cuadrados. Hace, años solicité un piso del IVIMA, llegando. a darme 85,5 puntos.Le escribo la presente porque me indigna que personas como el alcalde Álvarez del Manzano o como la señora Sauquillo nos utilicen en, su campaña electoral para beneficiarse de nuestra situación. Siempre he sido del PP hasta que al escribir a varios personajes de la política, pidiendo alguna ayuda (un piso, un trabajo) dada m...

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Soy un madrileño con 47 años, casado y con un hijo de seis, estoy enfermo de ambas piernas, desde el año 1987 estoy en el paro, mi mujer tampoco trabaja y vivimos en un piso de apenas 27 metros cuadrados. Hace, años solicité un piso del IVIMA, llegando. a darme 85,5 puntos.Le escribo la presente porque me indigna que personas como el alcalde Álvarez del Manzano o como la señora Sauquillo nos utilicen en, su campaña electoral para beneficiarse de nuestra situación. Siempre he sido del PP hasta que al escribir a varios personajes de la política, pidiendo alguna ayuda (un piso, un trabajo) dada mi situación, pues vivo poco menos, que de la caridad, sólo recibí ayuda de doña Elena Vázquez. Pero, eso sí, todos por lo menos tuvieron la educación de contestarme, todos menos el señor alcalde, justo el de mi partido (pobre partido si todos son como él), para el cual yo debía ser menos que nada (aun siendo madrileño).

Pero tampoco me parece correcta la postura de la señora Sauquillo, abogando por las teorías del IVIMA, de cambiar el sistema de entrega de pisos, de puntos por sorteos, sin respetar lo conseguido a través de años, pues, según rumores que el tiempo y mi experiencia da por ciertos, ponerte a vivir en una chabola es tener piso seguro. Todo es esperar una temporada, hasta que la chabola se caiga y, si es posible, con ruido. Mientras que con un poco de dignidad y ver güenza, te desesperas, malviviendo a costa de la familia, de los amigos y de la Iglesia.-

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