Editorial:

Coartada líteraría

EXISTE UN género literario propio de los grandes protagonistas de los fracasos empresariales: la literatura de coartada. Este género añade a la literatura de defensa -que se ciñe a sostener la corrección de las actuaciones desarrolladas- al menos tres características. A saber, el victimismo (el fracaso no es hijo de mis erróneas decisiones y apuestas, sino de una conspiración externa, a veces universal, siempre oscura); el lanzamiento de acusaciones sin pruebas y de sospechas sobre conductas ajenas (principalmente de autoridades), a veces con veladas amenazas; y la reivindicación...

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EXISTE UN género literario propio de los grandes protagonistas de los fracasos empresariales: la literatura de coartada. Este género añade a la literatura de defensa -que se ciñe a sostener la corrección de las actuaciones desarrolladas- al menos tres características. A saber, el victimismo (el fracaso no es hijo de mis erróneas decisiones y apuestas, sino de una conspiración externa, a veces universal, siempre oscura); el lanzamiento de acusaciones sin pruebas y de sospechas sobre conductas ajenas (principalmente de autoridades), a veces con veladas amenazas; y la reivindicación del proyecto empresarial fracasado como un plan salvador para la economía nacional. Todo ello envuelto en un estiló generalmente grandilocuente. La entrevista realizada por el ex presidente de Banesto, Mar ¡o Conde, con el periódico en el que Poseía una participación accionarial a través del banco (y que tanto ha ensalzado figura) sigue al milímetro ese conocido guión.1. Mario Conde se presenta como una víctima. Como accionista ha "perdido mucho dinero". Se olvida aquí que la pérdida del valor de las acciones es inferior a la de otras crisis bancarias, que en todo caso es común a la sufrida por los demás accionistas y que debe atribuirse a su propia gestión. Y reitera: "Mi inversión en Banesto me ha producido pérdidas muy cuantiosas". Pero no despeja las dudas sobre otros beneficios compensatorios. A la pregunta de cuál es su patrimonio, responde que eso "es una cuestión íntima a la que no voy a responder". Tiene derecho a callar. Pero entonces las lamentaciones sobre su ruina personal carecen de credibilidad.A la acusación de haber realizado "artificios contables" en numerosas operaciones, el antiguo banquero no opone datos, sino un argumento de prestigio, el de haber "realizado la mayor ampliación de capital llevada a cabo por un banco en Europa". Resulta poco convincente, por cuanto el socio norteamericano en esa ampliación, la banca J.P. Morgan, se negó a un compromiso para el último tramo de la operación. Fue ése el detonante final de la intervención.

También en este capítulo resulta insuficiente la defensa sobre los escasos asuntos concretos discutidos (Euman-Valiser o el Grupo Oasis). Nada aparece de Oil,Dor, Fivasa, Sociedad General del Mercurio, Inmobiliaria Centro Levante (Jesús Gil), Agrícola Los Juncales o la venta del Banco de Madrid, operaciones en las que Banesto resultó perjudicado, mientras otros particulares salieron beneficiados, según la acción de responsabilidad interpuesta por el banco y que cifra en 400.840 millones el déficit atribuible a la gestión irregular de Conde.

2. Conspiración y sospechas. Opina Conde que la intervención del banco y su destitución "estrictamente no es una decisión del Gobierno, sino del Banco de España", aunque a renglón seguido difumina el asunto ("en esta decisión participan personas que formalmente no están en el Banco de España") e imputa al final a la autoridad monetaria motivos extraprofesionales: "La decisión de intervenir es una decisión estrictamente política". Es la teoría de la conspiración. Así, la acción social de responsabilidad interpuesta por el actual Banesto ha sido provocada por, "según nos han informado, las presiones directas del Banco de España y de un gran banco español". ¿Dónde está la fuente informativa? ¿Quién presionó desde el banco emisor? ¿A cuál gran banco español se refiere?

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Esta técnica de alimentar sospechas se reiteraén cuanto al encargo del llamado informe Kroll. "Parece dificil de creer" que fuera a iniciativa del ex director de la Guardia Civil, indica el fracasado banquero, en consonancia con las acusaciones sin pruebas lanzadas por el diario que acoge sus respuestas. Y más aún, afirma que para "vencer el clima político creado por Carlos Solchaga contra la concesión de exenciones a la Corporación Industrial" contrató a una asesora. "Pagamos 600 millones y conseguimos las exenciones fiscales. Eso es todo". Si lo que insinúa es algún tipo de prevaricación por parte de autoridades o instituciones, debe concretar la acusación, ante los jueces.

3. Un plan magnífico. Explica Conde que era el de crear "una estructura de poder más compleja de lo que es simplemente un banco", con sus medios de comunicación y sus participadas, que impartía su doctrina económica particular. Intolerable, dice, "porque el sistema no aceptaba que se creara un foco de poder fuera de su control". Aparte de esta sorprendente autoimagen antisistema, la propuesta que encierran estas palabras era la de hacer algo más que un banco. Todo indica que el error fue hacer algo menos que un banco.

Estas ilustrativas reflexiones resultarían de interés, sin duda, para la comisión parlamentaria que sigue el caso. En eso lleva razón Conde. ¿Por qué no le han llamado aún a declarar?

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