TOXICOMANÍAS

Un pastor protestante holandés permite vender drogas en su iglesia

Un pastor protestante holandés, muy conocido por su particular cruzada contra la droga, ha permitido que en su iglesia se vendiera a pequeña escala cocaína y heroína desde el pasado mes de enero. El religioso pretendía apartar a los jóvenes consumidores de droga de los ambientes criminales. Él mismo presentó esta semana, en una oficina de impuestos, una declaración de lo que había ganado.

H. Visser, pastor de la iglesia Paulus, situad en Rotterdam, comenzó su experimento bajo el nombre de Proyecto Dekri Pauluskerk con cuatro drogadictos, un surinamés, un holandés, un turco y un m...

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Un pastor protestante holandés, muy conocido por su particular cruzada contra la droga, ha permitido que en su iglesia se vendiera a pequeña escala cocaína y heroína desde el pasado mes de enero. El religioso pretendía apartar a los jóvenes consumidores de droga de los ambientes criminales. Él mismo presentó esta semana, en una oficina de impuestos, una declaración de lo que había ganado.

H. Visser, pastor de la iglesia Paulus, situad en Rotterdam, comenzó su experimento bajo el nombre de Proyecto Dekri Pauluskerk con cuatro drogadictos, un surinamés, un holandés, un turco y un marroquí, de los que sólo continuaban dos. Con un organizado horario de cinco horas al día cinco días a la semana, una decena de drogadictos consumían las drogas que allí mismo compraban.Los vendedores habían acordado con Visser que "él controlaría las operaciones que se realizaran". "Con este sistema se saca a los muchachos de un ambiente perjudicial, se evitan las molestias que se ocasionan en los lugares donde se venden las drogas y se puede evitar la adulteración del producto", explicó Visser. En nombre de los jóvenes camellos (vendedores de droga), Visser remitió por primera vez esta semana a una oficina de impuestos la cantidad de 1.000 florines (unas 70.000 pesetas) por las ganancias obtenidas. Según el pastor, si todo el que recibe ingresos tiene que pagar impuestos, "¿Por qué los de la venta de drogas van a estar exentos?", se pregunta.

La iglesia Paulus recibe desde hace años a personas sin, hogar y drogadictos. El pastor, un gran defensor de la liberalización de las drogas, ofrece comida y un lugar donde inyectarse heroína. La policía, el Ministerio de Justicia y el Ayuntamiento, tras una tolerancia de años, han reaccionado indignados.

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