Los partidos políticos alemanes condenan en el Parlamento la violencia ultraderechista

En una sesión de urgencia del Parlamento Federal (Bundestag) diputados de todos los partidos condenaron ayer en Bonn los actos de violencia xenófoba de los ultraderechistas en Magdeburgo el pasado 12 de mayo, pero no se pusieron de acuerdo en la forma de enfrentar el problema. El Gobierno federal y los diputados democristianos (CDU CSU) se inclinan por una aplicación con todo rigor las leyes vigentes e incluso reforzarlas, mientras que políticos de los partidos de oposición se Inclinan por la necesidad de analizar y enfrentarse intelectualmente con las causas de la violencia ultraderechista ...

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En una sesión de urgencia del Parlamento Federal (Bundestag) diputados de todos los partidos condenaron ayer en Bonn los actos de violencia xenófoba de los ultraderechistas en Magdeburgo el pasado 12 de mayo, pero no se pusieron de acuerdo en la forma de enfrentar el problema. El Gobierno federal y los diputados democristianos (CDU CSU) se inclinan por una aplicación con todo rigor las leyes vigentes e incluso reforzarlas, mientras que políticos de los partidos de oposición se Inclinan por la necesidad de analizar y enfrentarse intelectualmente con las causas de la violencia ultraderechista en Alemarda.

Al mismo tiempo crece en Alemania la polémica sobre la actitud ante los asilados-y extranjeros. Recintos eclesiásticos se convierten en refugio para extranjeros amenazados de expulsión; los Estados federados de, Schleswíg-Holstein y Renania- Palatinado discrepan de la postura del Gobierno federal y se niegan a deportar a kurdos a Turquía y en Colonia conmueve la peripecia de un niño turco, a quien un funcionario socialdemócrata (SPD) se empeña en expulsar de Alemania en una aplicación inhumana de la legislación sobre extranjeros.La sesión del Bundestag comenzó con un minuto de silencio en memoria de los gitanos asesinados por los nazis en Auschwitz, porque estos días se cumplía medio siglo de la orden de exterminio. Después en intervenciones de 10 minutos desfilaron por el podio diputados de todos los partidos para debatir el tema de los incidentes de Mageleburgo, cuestión que ocupa desde hace una semana a la opinión pública alemana.

La condena de lo ocurride partió de todos sin distinción el colores. El democristiano Harmut Büttner (CDU) inició su discurso. con la frase "los tumulto contra alemanes y extranjeros er Magdeburgo han desencadena do de nuevo preocupación, in dignación, tristeza y vergüenza" Después trazó la línea que enlazi con anteriores disturbios del mis mo carácter: Hoyerswerda, Ros tock, Solingen y Lübeck. Teme e diputado por el prestigio inter nacional de los alemanes.

El socialdemócrata Jürger Schinude (SPD), ex ministro dc Justicia, dijo que endurecer la leyes sería un error, porque de le que se trata es decapturar a lo responsables. Para Schinude, xenofobia amenaza con convertirse en normalidad".

El diputado liberal Burkhare Hirsch (FDP) habló de "unz huella de sangre y fuego que atraviesa nuestro país" y se refirió a quienes miraron hacia otrc lado en Magdeburgo, mientras a plena luz del día los ultradere chistas se dedicaban a la caza de extranjeros.

El diputado Gregor Gysi, del Partido del Socialismo Democrático (PDS, ex comunistas), dijo que no se trata de cambiar la ley sino de aislar a los ultraderechistas.

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Mientras el Bundestag debatía en Bonn sobre los incidentes provocados por gamberros más o menos neonazis, otros extranjeros veían sus existencias amenazadas por decisiones -de burócratas en diferentes dependencias administrativas alemanas. El niño turco de 13 años Muzafer Ucar corre el riego de ser expulsado de Alemania, porque no reúne los requisitos exigidos por las vigentes leyes de extranjeros.

Este niño, huérfano de padre y abandonado por su madre, que vive con otro hombre en Turquía, encontró refugio en casa de su hermana, casada en Alemania. Muzafer, que habla perfectairnente alemán con acento renano y está integrado, puede tener que abandonar el país.

Para otros extranjeros amenazados de expulsión, el último refugio ha sido algunas iglesias, que los acogieron.

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