Cartas al director

Réplica de Jiménez Losantos

El suplemento de libros de su periódico del sábado 16 de abril dedica una página de crítica a mi libro La última salida de Manuel Azaña a cargo de Santos Juliá, aunque llamarla crítica sea del todo inexacto, puesto que en ningún momento se hace una crítica del libro como tal, ni en el fondo ni en la forma. A cambio, el señor Juliá, único biógrafo de Azaña no utilizado ni citado elogiosamente en mi libro, obsequia a sus lectores con un cúmulo de manipulaciones, desfiguraciones y juicios de intención a mi persona que sobrepasa lo habitual en el género de la crítica e incluso en la descali...

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El suplemento de libros de su periódico del sábado 16 de abril dedica una página de crítica a mi libro La última salida de Manuel Azaña a cargo de Santos Juliá, aunque llamarla crítica sea del todo inexacto, puesto que en ningún momento se hace una crítica del libro como tal, ni en el fondo ni en la forma. A cambio, el señor Juliá, único biógrafo de Azaña no utilizado ni citado elogiosamente en mi libro, obsequia a sus lectores con un cúmulo de manipulaciones, desfiguraciones y juicios de intención a mi persona que sobrepasa lo habitual en el género de la crítica e incluso en la descalificación personal. Sería largo comentar todos los atropellos que contra la verdad y el libro mismo perpetra Juliá. Citaré sólo uno: "Cree que en febrero de 1940 'la lucha entre Francia y Alemania había comenzado', lo que Losantos demuestra es lo muy ligero que anda esta vez de equipaje para enfrentarse a la tarea de escribir un libro de historia".No sé en qué errata -alguna habrá- toma pie Juliá para un

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juicio que sería demoledor -porque el comienzo de la guerra mundial afectó gravísimamente a Azaña- si no estuviera dictado por la mala fe y el deseo de linchamiento intelectual a cualquier precio. Resulta que en mi libro al día 3 de septiembre de 1939, día exacto del comienzo de la guerra, se le dedica no sólo una referencia correcta, sino todo un capítulo, el titulado C'est la guerre, en la 'Quinta jornada', página 156 y siguientes. El capítulo empieza precisamente así: "El día 3 de septiembre, Carlitos, uno de los hijos de Cipriano, entró en la casona de La Prasle gritando lo mismo que había oído en la calle: 'C'est la guerre, c'est la guerre!'. Nadie se sorprendió, puesto que dos días antes, con la invasión de Polonia, Alemania había puesto a Francia e Inglaterra ante la obligación de cumplir sus compromisos internacionales en materia de defensa. Una semana antes se había firmado en Moscú el pacto germano-soviético...".

Es posible que Juliá no haya leído estas páginas o que el deseo, si no el encargo, de descalificarme le haya cegado, en este caso como en otros. No me sorprende. Hasta para la descalificación hace falta una cierta categoría intelectual. Criticar un pequeño error olvidando un capítulo que lo desbarata muestra la indigencia mental y moral del señor Juliá- Federico Jiménez Losantos.

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