De hablar pausado, castizo y didáctico

La Virgen, San José, su ángel custodio, el fundador y su predecesor fueron, por este orden, las cinco advocaciones a las que pidió ayuda tras ser nombrado prelado de la Obra este madrileño de 61 años, de hablar pausado cual párroco de pueblo, teñido de cierto casticismo y tono didáctico, que desde ayer rige los destinos de alrededor de 80.000 fieles.Javier, Echevarría, el menor de ocho hermanos, hijo de un ingeniero industrial, miembro del Opus Dei desde que tenía 16 años, ordenado sacerdote en 1955, doctor en Derecho Canónico y Civil, lleva toda la vida a la sombra primero del fundador de la ...

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La Virgen, San José, su ángel custodio, el fundador y su predecesor fueron, por este orden, las cinco advocaciones a las que pidió ayuda tras ser nombrado prelado de la Obra este madrileño de 61 años, de hablar pausado cual párroco de pueblo, teñido de cierto casticismo y tono didáctico, que desde ayer rige los destinos de alrededor de 80.000 fieles.Javier, Echevarría, el menor de ocho hermanos, hijo de un ingeniero industrial, miembro del Opus Dei desde que tenía 16 años, ordenado sacerdote en 1955, doctor en Derecho Canónico y Civil, lleva toda la vida a la sombra primero del fundador de la Obra -José María Escrivá- y luego de Álvaro del Portillo. No se ha permitido muchos más desvaríos de la espiritualidad -al menos es lo que delatan sus hijos- que la práctica, aún hoy, del tenis, y una mirada de reojo, de vez en cuando, a los partidos de fútbol en televisión.

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Bien es cierto que lo cortés no quita lo valiente, porque a Escrivá le gustaba, por ejemplo, la copla. "Sacaba punta sobrenatural de las canciones humanas", según contaba Echevarría con motivo de la beatificación en 1992 del fundador de la Obra. Y seguía recordando: "Una vez coincidió con Conchita Piquer haciendo un viaje en tren. Después de la conversación, y de procurar ayudarla espiritualmente, la invitó a hacer un curso de retiro espiritual. Conchita Piquer dijo que no se atrevía".

Designio desde la eternidad

Por entonces, al actual prelado, ya muy colocado en la línea de salida, tras 20 años junto al beato y casi otros tantos al lado de Del Portillo, le producía hilaridad y asombro ser presentado como el delfín, el sucesor in pectore de este último. "¡Me divierte esta pregunta!", aseguraba. "Yo no creo que los hombres podamos decir que condicionamos la acción del Espíritu Santo. El que venga detrás será fruto del designio que tenga Dios desde la eternidad". Dos años después se ha visto cuál era esta previsión.

Javier Echevarría, sobre cuya personalidad y bagaje intelectual hay variedad de opiniones, suscita, sin duda, adhesiones incondicionales entre sus fieles, a tenor de la dada recientemente a este periódico por el catedrático de Neurología de la Universidad de Navarra Manuel Martínez Lage: "Posee una visión general de las cosas que muchos le envidiarían. Yo mismo, que pude hablar muchas horas con él, cuando, hace tres años, fue operado de las coronarías en esta clínica, me di cuenta de que hablaba de los problemas sociales y económicos del mundo como podría hacerlo un director general de la, Unesco".

En el funeral por Álvaro del Portillo, su antecesor, el nuevo prelado señaló que el Papa había utilizado en el telegrama de pésame las palabras "servidor bueno y fiel de Dios", las mismas que Escrivá consideraba "como la fórmula de canonización utilizada por Jesús en el Evangelio".

Quizá el Espíritu Santo y Juan Pablo II recojan el augurio.

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