El pelotazo' de Ibercorp

La caída del 'chiringuito' financiero de De la Concha salpicó a Mariano Rubio

El caso Ibercorp podría exhibirse en los libros de texto como un ejemplo de la cultura del pelotazo. Es la historia de una operación que triunfa de manera espectacular en una primera etapa y se derrumba luego, no sólo por motivos económicos, sino porque su conocimiento público impide su culminación.Durante los meses finales de 1986, la economía española conoce una actividad financiera espectacular, con altos tipos de interés, precios de inmuebles y solares que suben de un día para otro y participaciones en empresas industriales cuyo valor empieza a recuperarse por las fuertes exp...

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El caso Ibercorp podría exhibirse en los libros de texto como un ejemplo de la cultura del pelotazo. Es la historia de una operación que triunfa de manera espectacular en una primera etapa y se derrumba luego, no sólo por motivos económicos, sino porque su conocimiento público impide su culminación.Durante los meses finales de 1986, la economía española conoce una actividad financiera espectacular, con altos tipos de interés, precios de inmuebles y solares que suben de un día para otro y participaciones en empresas industriales cuyo valor empieza a recuperarse por las fuertes expectativas de beneficios.

La oficina del entonces agente de cambio y bolsa Manuel de la Concha, síndico presidente de la Bolsa de Madrid, tiende a crecer y convertirse en algo más que un chiringuito financiero. Empieza a surgir lo que sería el grupo Ibercorp, cuya primera pata fue el despacho del agente, la segunda, la antigua Banca Trelles, transformada luego en Investban, y finalmente en Banco Ibercorp.

A ese grupo se incorpora en la segunda mitad de 1985 Jaime Soto, hasta entonces presidente del Banco Urquijo Unión, filial del Hispano Americano, y anteriormente consejero delegado de este último. El Urquijo Unión, y todo el grupo Hispano, atraviesan, una profunda crisis que les obliga a vender parte de sus activos.

Entre las ventas figura Sistemas AF, prácticamente un monopolio en el mercado de muebles de oficinas, perteneciente al Urquijo Unión y en suspensión de pagos. En los últimos meses de 1986, Sistemas AF era una empresa capitalizada con 600 millones de pesetas y una posición en el mercado aceptable.

El grupo de De la Concha se la adjudica por 1.600 millones de pesetas, 244 aportados por Traya, SA, y el resto, con un crédito del Urquijo Unión. Traya es una sociedad sin actividad, como señaló el ex gobernador del Banco de España Mariano Rubio en su comparecencia del viernes ante la comisión de Economía del Congreso, con un capital de cuatro millones de pesetas, y estuvo presidida hasta una semana antes de la compra de Sistemas AF por un cuñado de Rubio.

Según informaciones publicadas, los 244 millones que desembolsó Traya fueron aportados el 50% por Jaime Soto y el resto, por De la Concha, Mariano Rubio y Juan Antonio Ruiz de Alda, entonces subgobernador del Banco de España.

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Dos meses después, con la colocación en Bolsa, las acciones se venden al 575% del valor nominal. El pelotazo funciona. La compra se había realizado aproximadamente al 250%. Las plusvalías permiten devolver el crédito al Urquijo Unión y aún sobra para repartir. Las informaciones publicadas en El Mundo probarían que los beneficios se repartieron en función de lo aportado inicialmente y que los apuntados a Mariano Rubio, más de 100 millones, lo fueron en una cuenta secreta que mantenía en el despacho de Manuel de la Concha.

Sistemas AF, una vez colocada en Bolsa, fue vaciada de su actividad esencial, la fabricación de muebles de oficina -vendida a una multinacional- y se transformó en Sistemas Financieros, sociedad tenedora de acciones.

Pero el desplome de 1987 y la crisis en los mercados tras la guerra del Golfo, golpearon al grupo Ibercorp y a Sistemas Financieros. Entonces, cuando se inicia la segunda parte de la operación bursátil, se empiezan a cometer irregularidades. La caída de las cotizaciones y las pérdidas implícitas en que Ibercorp incurre para mantener el precio de las acciones de Sistemas Financieros empiezan a pesar en las cuentas.

Venden muchos, pero sólo algunos logran hacerlo a precios elevados, ganan dinero o recuperan lo invertido; otros pierden cantidades importantes. Entre los que no salen mal parados están Mariano Rubio, Miguel Boyer, Isabel Presyler, Manuel de la Concha, Jaime Soto... Los dos primeros aparecen en las listas de vendedores con sus segundos apellidos. Compran sociedades del grupo Ibercorp.

La idea entonces es intentar un nuevo pelotazo, una fusión entre Banco Ibercorp, la sociedad de valores del grupo y Sistemas Financieros. Con las ventajas derivadas de la fusión se procedería a una nueva colocación y se generarían nuevas plusvalías.

Pero el conocimiento de las operaciones y las denuncias de los accionistas que se consideran perjudicados dieron al traste con todo. Afloran deudas tributarías que, según reveló esta semana el ministro de Economía, Pedro Solbes, ascienden a 1.600 millones; Economía y Hacienda inhabilita por cinco años a Manuel de la Concha, Jaime Soto y Benito Tamayo para puestos de responsabilidad en entidades financieras; también multa con 1.300 millones a la sociedad de valores Ibercorp (la sucesora del despacho de cambio y bolsa de De La Concha), a Sistemas Financieros y al grupo financiero Ibercorp, por manipulación de precios, simulación de transferencia de acciones entre personas y resistencia a la inspección. El escándalo hizo estallar el grupo Ibercorp, que entró en crisis.

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