"Nos ha quedado un banquillo poco lucido", dice la fiscal del juicio al sargento Dorado

La fiscal de San Sebastián Isabel Rodríguez admitió ayer de forma expresa que el juicio por cohecho contra el sargento de la Guardia Civil Enrique Dorado y el responsable de seguridad de las discotecas KU, Pedro Luis Miguéliz, es una consecuencia residual de "una investigación mucho más ambiciosa que ha fracasado estrepitosamente". En la última sesión del juicio, visto ayer para sentencia, la fiscal atribuyó a las "interesadas filtraciones a la prensa" y "a otros avatares" el fracaso de la investigación emprendida años atrás por el fiscal jefe de San Sebastián, Luis Navajas, para elucidar la i...

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La fiscal de San Sebastián Isabel Rodríguez admitió ayer de forma expresa que el juicio por cohecho contra el sargento de la Guardia Civil Enrique Dorado y el responsable de seguridad de las discotecas KU, Pedro Luis Miguéliz, es una consecuencia residual de "una investigación mucho más ambiciosa que ha fracasado estrepitosamente". En la última sesión del juicio, visto ayer para sentencia, la fiscal atribuyó a las "interesadas filtraciones a la prensa" y "a otros avatares" el fracaso de la investigación emprendida años atrás por el fiscal jefe de San Sebastián, Luis Navajas, para elucidar la implicación de agentes policiales en las redes de narcotráfico que operan desde Guipúzcoa.Una comunicación de la Fiscalía General del Estado incorporada a las diligencias señala que no hay relación entre el caso juzgado en San Sebastián y el informe Navajas. "Nos ha quedado un banquillo pequeño y poco lucido", afirmó la fiscal, tras recordar que el presunto responsable de la organización, José Antonio Santamaría, asesinado por ETA en enero del pasado año, fue avisado de que se le estaba investigando y de que existía un infiltrado en su red.

La fiscal mantuvo sus peticiones de cuatro años de prisión para Dorado y 18 meses para Miguéliz. El informe Navajas, que cita a varias decenas de sospechosos, entre ellos el coronel Enrique Rodríguez Galindo, uno de los principales responsable de la lucha contra ETA, permaneció paralizado en la Fiscalía General más de dos años.

Como era previsible, después de que la defensa solicitara la absolución invocando la teoría del delito provocado, el sargento Enrique Dorado, condenado ya por torturas y robo, insistió en la teoría de "todo es un compló contra la Guardia Civil".

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