Un enfermo mental, muy grave tras un incendio en el Clínico

Atado a su cama y sedado, Miguel P. C. no pudo huir de las llamas que prendieron en su habitación de la planta de psiquiatría del hospital Clínico, en la madrugada del jueves. Su estado era anoche muy grave. "Dadme agua", acertó a decir el herido cuando dos celadores acudieron a su habitación, alertados por el fuerte olor a quemado. Llevaba parte de la noche inmovilizado y solo. El celador más próximo se hallaba a unos 20 metros, según cuenta Cándido Cabello, uno de los dos empleados que auxiliaron a Miguel, y que resultó herido en una mano.Tres celadores, cuatro enfermeros y tres auxiliares s...

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Atado a su cama y sedado, Miguel P. C. no pudo huir de las llamas que prendieron en su habitación de la planta de psiquiatría del hospital Clínico, en la madrugada del jueves. Su estado era anoche muy grave. "Dadme agua", acertó a decir el herido cuando dos celadores acudieron a su habitación, alertados por el fuerte olor a quemado. Llevaba parte de la noche inmovilizado y solo. El celador más próximo se hallaba a unos 20 metros, según cuenta Cándido Cabello, uno de los dos empleados que auxiliaron a Miguel, y que resultó herido en una mano.Tres celadores, cuatro enfermeros y tres auxiliares se reparten por las noches el control de la unidad de psiquiatría, que cuenta con 85 camas y es una de las más grandes de Madrid.

El cuerpo de Miguel era una llama, según el relato de Cabello, de 62 años. Pero el enfermo no se quejaba, debido a los sedantes que había tomado apenas 10 minutos antes de que se declarase el incendio, aja una de la madrugada. Miguel se encontraba anoche ingresado en la unidad de cuidados intensivos del centro hospitalario de La, Paz, en estado muy grave y con respiración artificial. Tiene la mitad de su cuerpo quemado, según el parte médico. El fuego no afectó al resto de la planta.

"Tratándose de psiquiatría, cabe bastante la posibilidad de que fuese un compañero del herido el que prendió fuego a la habitación", explicó ayer una portavoz del Ministerio de Sanidad. El miércoles, Miguel había pasado el día "muy alborotado". Según Cabello, incluso se había "pegado" con un enfermo de otra habitación. Pasada la medianoche, el médico de guardia ordenó sedarlo y atarlo a la cama. Los celadores le registraron antes de inmovilizarlo. No encontraron ni mechero ni cerillas. Tampoco hallaron resto alguno de mecha en la habitación cuando el fuego fue extinguido por el personal del hospital antes de que llegaran los bomberos.

Miguel es uno de los enfermos de la unidad de psiquiatría que da "más trabajo", según explica Cabello. La noche del fuego, el enfermo mental se hallaba en una habitación individual, dentro de un área de la planta, especial para un número reducido de enfermos conflictivos.

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