Religión y moral
El Papa acaba de enfrentarse a la Unión Europea, que busca en sus leyes un mayor respeto a colectivos como los divorciados, homosexuales, etcétera.Religión y moral no son sólo mundos distintos, sino que, por su distinto ritmo evolutivo, se encuentran a veces enfrentados. Para no hablar de los dioses grecorromanos u otros, recordemos sólo que tanto la Antigua como la Nueva Alianza se basan en dos hechos que hoy rechazaría con horror nuestra moral (y nuestras leyes): la disposición de Abraham a matar a su hijo si Dios se lo pedía, y la muerte de un inocente, Jesús, para aplacar a su Padre por nu...
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El Papa acaba de enfrentarse a la Unión Europea, que busca en sus leyes un mayor respeto a colectivos como los divorciados, homosexuales, etcétera.Religión y moral no son sólo mundos distintos, sino que, por su distinto ritmo evolutivo, se encuentran a veces enfrentados. Para no hablar de los dioses grecorromanos u otros, recordemos sólo que tanto la Antigua como la Nueva Alianza se basan en dos hechos que hoy rechazaría con horror nuestra moral (y nuestras leyes): la disposición de Abraham a matar a su hijo si Dios se lo pedía, y la muerte de un inocente, Jesús, para aplacar a su Padre por nuestros pecados.
Y es que la moral varía mucho más deprisa que la religión. Dentro del mismo catolicismo se han sostenido con el tiempo posiciones radicalmente contrarias respecto a la esclavitud, el papel de la mujer o la democracia.
Con todo, nunca han faltado quienes cometan el interesado error de confundir su moral (es decir, aun etimológicamente, sus costumbres, su cultura) con la religión, para imponer a los demás su modo de ser con la excusa de convertirlos.
Venido de la periferia, con la intolerancia del convertido, este Papa polaco insiste en imponer a todos sus (tan) peculiares costumbres como ineludible obligación religiosa.
Pareciéndole sin duda poco pontificar sobre la fe en esta época descreída, pretende dominar a todos, incluso por la fuerza de las leyes civiles, condenando ya en este mundo a los demás, suplantando el juicio que sólo compete a Dios.-