Reportaje:

En la Autónoma son las mujeres las que se suben al escenario

Unos 40 alumnos de la Universidad Autónoma -de los 32.000 matriculados- sueñan con representar un gran papelón sobre el escenario. Son los actores que acuden al Aula de Teatro, que funciona en el campus de Cantoblanco desde hace 16 años.La mayoría son mujeres. Y coinciden en que algún día les gustaría interpretar al famoso personaje de Shakespeare Lady Macbeth. Los hombres son menos decididos. Tan sólo diez alumnos acuden a las clases de teatro. "Ellos son más vergonzosos para subirse a un escenario. A los chicos les gusta más hacer deporte", asegura Jorge Amich, profesor del Aul...

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Unos 40 alumnos de la Universidad Autónoma -de los 32.000 matriculados- sueñan con representar un gran papelón sobre el escenario. Son los actores que acuden al Aula de Teatro, que funciona en el campus de Cantoblanco desde hace 16 años.La mayoría son mujeres. Y coinciden en que algún día les gustaría interpretar al famoso personaje de Shakespeare Lady Macbeth. Los hombres son menos decididos. Tan sólo diez alumnos acuden a las clases de teatro. "Ellos son más vergonzosos para subirse a un escenario. A los chicos les gusta más hacer deporte", asegura Jorge Amich, profesor del Aula de Teatro desde hace un año. Este catalán confiesa sentirse a gusto entre damas: "Es mucho más cómodo trabajar con mujeres porque el colectivo es más equilibrado".

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Los alumnos no sólo actúan, sino que intervienen en la puesta en escena, en la adaptación del guión, el vestuario, la banda sonora. Desde el pasado mes de enero, los futuros actores preparan una función dramática sobre el poema de Bertold Brecht La cruzada de los niños, que esperan poner en pie antes de Semana Santa.

Niño nazi

Los personajes están todavía por asignar, aunque todos tienen ya en mente qué papel van a interpretar. Así, por ejemplo, José Luis Hernández -el único chico habitual de los ensayos-, estudiante de tercero de Psicología, de 21 años, da vida a un niño nazi marginado durante la II Guerra Mundial. "Es un niño que se pierde durante el conflicto y lo pasa muy mal", dice Hernández."Y nosotras le humillamos", interrumpe Leonor Bethancourt, de 19 años, estudiante de primero de Filología Inglesa, que interpretará a una joven judía. "Me gusta mi personaje porque es frágil y delicado y yo soy así", afirma esta joven, a quien le gustaría dedicarse en un futuro al mundo de la interpretación.

A Nuria Ratera, de 21 años, alumna de segundo curso de Derecho, tampoco le importaría dedicarse al mundo de la farándula. "Me gusta mucho actuar, pero aquí en la universidad nos enseñan además a preparar toda la puesta en escena y elaborar un personaje, que es mucho más creativo que si te lo dan todo hecho", afirma esta joven que sueña con que alguien le ofrezca algún día un papel de loca. Mientras, el teatro le ayuda a vencer la timidez.

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Esto mismo le ocurre a José Luis Hernández, que comenzó el año pasado a asistir a clases de interpretación. "Es increíble meterte en un personaje y hacer un poco el loco", asegura este futuro psicólogo que el pasado curso se disfrazó y ocultó el rostro bajo una máscara de pintura en la obra Carbón para Mike. "No era yo, era otro", recuerda. "Además, representar una función es una excusa perfecta para integrarse en la vida universitaria y relacionarte con gente", afirma otra futura Lady Macbeth.

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