Tres de los cuatro acusados de matar a un mendigo sufren trastornos de la personalidad y vida familiar conflictiva

Los médicos que analizaron a los cuatro jóvenes procesados por propinar a 1 un mendigo una paliza que le costó la vida coincidieron ayer ante el tribunal en que ninguno de ellos padece enfermedades mentales. Los forenses precisaron, sin embargo, en la segunda sesión del juicio que Ricardo Zorrilla, de 18 años, Aingeru Zabala, también de 18, y Luis Mariano Cabriade, de 23, muestran trastornos de la personalidad y han vivido circustancias familiares conflictivas que han afectado negativamente a su estabilidad psicológica. Los cuatro acusados admitieron el lunes haber golpeado el 14 de diciembre ...

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Los médicos que analizaron a los cuatro jóvenes procesados por propinar a 1 un mendigo una paliza que le costó la vida coincidieron ayer ante el tribunal en que ninguno de ellos padece enfermedades mentales. Los forenses precisaron, sin embargo, en la segunda sesión del juicio que Ricardo Zorrilla, de 18 años, Aingeru Zabala, también de 18, y Luis Mariano Cabriade, de 23, muestran trastornos de la personalidad y han vivido circustancias familiares conflictivas que han afectado negativamente a su estabilidad psicológica. Los cuatro acusados admitieron el lunes haber golpeado el 14 de diciembre de 1991 a Silverio Aragonés, un vagabundo de 55 años que dormía en la calle Ercilla.Los peritos forenses no detectaron ningún rasgo psicopático en la personalidad de Ignacio Javier Díez, de 21 años. A diferencia del resto de los procesados, fue considerado por los expertos, "totalmente normal", aunque supusieron que en el momento de producirse los hechos su capacidad de decisión se encontraba disminuida por la embriaguez.

El informe de los expertos dibujó una personalidad especialmente inestable en Aingeru Zabala, el más joven de- los procesados, quien sólo tenía 16 años cuando ocurrieron los hechos juzgados. Zabala, alumno del colegio de los Jesuitas de Bilbao, fue descrito como un muchacho inmaduro, para quien las malas relaciones familiares eran un problema importante.

En el caso de Ricardo Zorrilla el informe médico también destacó los trastornos del carácter, aunque de menor gravedad que en Zabala, y la profunda repercusión psicológica de la ruptura familiar. Luis Mariano Cabriada, hacia quien el resto de los acusados desvió la responsabilidad de la agresión, también sufre una personalidad psicopática, "que se agudiza ante situaciones difíciles". Las asistentes sociales que testificaron ayer subrayaron su pertenencia a una "familia desestructurada". Cabriada mantenía "unas precarias relaciones" con su madre, en tratamiento por alcoholismo, y su padre, calificado de ludópata.

Los jóvenes fueron detenidos cuatro meses después de la muerte. de Aragonés. A lo largo de la instrucción del sumario, varios testigos aseguraron que aquéllos difundieron e incluso se jactaron de lo ocurrido por los bares del Casco Viejo de Bilbao. Ayer, ningún testigo confirmó ante el juez tal extremo.

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