300 gitanos tienen que marcharse de Móstoles el próximo lunes

El mayor asentamiento chabolista de Móstoles (198.000 vecinos), integrado por 300 gitanos de origen portugués, tendrá que levantarse el próximo lunes de los terrenos que actualmente ocupa, por la entrada en vigor de una orden de desalojo procedente del Juzgado número dos de la localidad, dictada el 15 de noviembre pasado. El destino de este colectivo "es ahora incierto", según Juan Carlos Rois, abogado que les representa, porque la asociación Escuelas Católicas, que en principio iba a ceder parte de su patrimonio, "ha dado marcha atrás". Rois atribuye este cambio de actitud a posibles ...

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El mayor asentamiento chabolista de Móstoles (198.000 vecinos), integrado por 300 gitanos de origen portugués, tendrá que levantarse el próximo lunes de los terrenos que actualmente ocupa, por la entrada en vigor de una orden de desalojo procedente del Juzgado número dos de la localidad, dictada el 15 de noviembre pasado. El destino de este colectivo "es ahora incierto", según Juan Carlos Rois, abogado que les representa, porque la asociación Escuelas Católicas, que en principio iba a ceder parte de su patrimonio, "ha dado marcha atrás". Rois atribuye este cambio de actitud a posibles presiones procedentes de los vecinos de El Soto, a los que ha calificado de racistas, porque "se han negado a que las familias se asienten tan cerca de su barrio", explica Rois. La historia trashumante del mayor asentamiento gitano que ha existido en la localidad comenzó en 1985, cuando casi un centenar de familias de gitanos portugueses y españoles se instalaron entre Móstoles y Fuenlabrada, en una superficie propiedad de la Sociedad Española de Promoción y Equipamiento del Suelo (SEPES), sobre la que se iban a construir las industrias que integran el complejo Prado Regordoño.

Marcha atrás

Este organismo y el Ayuntamiento ofrecieron 21 millones a los patriarcas gitanos para que se fuesen con sus chabolas a otra parte, pero, según comentan los portugueses, "los españoles recibieron el dinero y desaparecieron dejándonos aquí". El colectivo, reducido en 55 familias, emprendió camino del destierro, pero hizo noche en una superficie privada llamada Camino de Pajarillas, entre Móstoles y Villaviciosa. De allí no se volvieron a mover. Fue entonces cuando los propietarios interpusieron una denuncia que desembocó en la orden de desahucio, efectiva el lunes.Hace algunos meses el alcalde de Móstoles, José Luis Gallego, hizo un llamamiento a las entidades privadas del municipio con disponibilidad de superficie. Algunos miembros de este poblado marginal, calificado por la consejera de Integración Social, Elena Vázquez, de "ejemplar y nada conflictivo", se han concentrado ante las puertas del Ayuntamiento pidiendo solución a su problema, al igual que los vecinos de El Soto lo hicieron durante todo el mes de noviembre pasado contra el realojo de estos gitanos, "porque queremos evitar los guetos", explicó, su presidente, Ricardo Zamora.

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