LA HUELGA DEL 27-E

"Alguien tiene que achicar el agua de la mina"

"Hoy es huelga, ya lo sé, pero la mina no entiende de eso y alguien tiene que achicar el agua de aquí", decía con contundencia en la mañana de ayer el minero leonés Alberto Garrido. Él, a casi 300 metros de profundidad, y dos compañeros más del pozo Julia de Antracitas de Fabero eran los únicos que realizaban tareas de mantenimiento para evitar que la explotación se inundara. Una labor que se repite a diario y que de interrumpirse tan sólo 24 horas perjudicaría seriamente a las explotaciones colindantes.Un guarda de una empresa de seguridad y dos ingenieros técnicos era el único personal de ex...

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"Hoy es huelga, ya lo sé, pero la mina no entiende de eso y alguien tiene que achicar el agua de aquí", decía con contundencia en la mañana de ayer el minero leonés Alberto Garrido. Él, a casi 300 metros de profundidad, y dos compañeros más del pozo Julia de Antracitas de Fabero eran los únicos que realizaban tareas de mantenimiento para evitar que la explotación se inundara. Una labor que se repite a diario y que de interrumpirse tan sólo 24 horas perjudicaría seriamente a las explotaciones colindantes.Un guarda de una empresa de seguridad y dos ingenieros técnicos era el único personal de exterior de la mina. Son las ocho y hay tres grados bajo cero ante la boca de la mina. El hielo de la jaula de hierro que transporta a los trabajadores al interior del pozo vertical se deshace rápidamente. Un calor húmedo insoportable envuelve el ambiente.

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El viaje dura pocos minutos. Allí dentro el agua no deja de correr por todos los rincones. "Hoy me ha tocado a mí como le podía haber tocado a otro compañero", masculla Alberto.

"Todo está tranquilo. Aquí no hacen falta piquetes. Nadie viene a trabajar", señala el ingeniero técnico Roberto Matías.

En Fabero, localidad leonesa de 6.000 habitantes, todos los establecimientos echaron ayer el cierre durante todo el día.

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