LAS MAFIAS CHINAS EN ESPAÑA

La policía desvincula la muerte de un oriental en Gavà del crimen de Valencia

La policía seguía ayer diversas pistas, desde un ajuste de cuentas a una represalia de la red de extorsionadores, para aclarar el asesinato del ciudadano chino Michael Ye, de 31 años, cuyo cadáver se localizó hace cinco días en la tienda de regalos y artesanía que había abierto en Gavà. Los investigadores sostienen que la muerte de Ye, que recibió 15 puñaladas, no tiene relación directa con la matanza de cinco ciudadanos chinos ocurrida en Gandía (Valencia).La Comisaría de Gavà ha asumido la investigación, apoyada por inspectores de Homicidios, del grupo de Extranjeros y de Delincuencia Organi...

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La policía seguía ayer diversas pistas, desde un ajuste de cuentas a una represalia de la red de extorsionadores, para aclarar el asesinato del ciudadano chino Michael Ye, de 31 años, cuyo cadáver se localizó hace cinco días en la tienda de regalos y artesanía que había abierto en Gavà. Los investigadores sostienen que la muerte de Ye, que recibió 15 puñaladas, no tiene relación directa con la matanza de cinco ciudadanos chinos ocurrida en Gandía (Valencia).La Comisaría de Gavà ha asumido la investigación, apoyada por inspectores de Homicidios, del grupo de Extranjeros y de Delincuencia Organizada. Fuentes próximas a la investigación señalaron ayer que a Michael Ye no se le conocía ninguna relación con la mafia china ni se sabía que hubiera sido víctima de extorsionadores de ese grupo, que exigen dinero a cambio de un canon de protección.

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Fuentes policiales indicaron que la investigación se verá posiblemente entorpecida por el hermetismo que demuestran en sus declaraciones todas las personas víctimas de la red. "Si Ye fue amenazado, será difícil que sus familiares lo reconozcan", señalaron fuentes próximas al caso.

La capacidad de extorsión de la mafia china se ampara, según fuentes judiciales, en la ilegalidad de muchos de los emigrantes chinos, para evitar precisamente las denuncias. La amenaza de represalias consigue cerrar el círculo de silencio. Anna Grau, titular del Juzgado de Instrucción número 4 de Barcelona, que investiga desde diciembre de 1992 la mafia china que opera en la capital catalana, considera "muy difícil" desarticular la mafia china por la gran movilidad de sus miembros y el silencio de las víctimas, que no presentan denuncia por temor a las represalias.

Como ejemplo, Anna Grau explica que de las cinco personas que denunciaron extorsiones en 1992, sólo una ratificó su denuncia en el juzgado. Por otra parte, la mayoría de los sicarios que ejecutan las extorsiones operan en ciudades distintas de aquellas en las que residen, para dificultar su identificación.

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