Vuelve el Ejército lo imperialista

El triunfo de Yeltsin sobre el Parlamento favorece la nueva doctrina militar y el poder castrense

El Ejército ha fortalecido sus posiciones y Rusia vuelve a perfilar una política exterior de corte imperialista. Paradójicamente, éstas son dos consecuencias inmediatas del triunfo del presidente Borís Yeltsin -ampliamente apoyado por las fuerzas democráticas- frente a sus oponentes ,nacionalistas y comunistas en octubre. La aprobación y puesta en marcha de la nueva doctrina militar, que al coincidir con la campaña electoral apenas ha sido sometida a análisis en la propia Rusia, prueba la actual relevancia de la institución castrense.El fortalecimiento de las posiciones del Ejército es evident...

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El Ejército ha fortalecido sus posiciones y Rusia vuelve a perfilar una política exterior de corte imperialista. Paradójicamente, éstas son dos consecuencias inmediatas del triunfo del presidente Borís Yeltsin -ampliamente apoyado por las fuerzas democráticas- frente a sus oponentes ,nacionalistas y comunistas en octubre. La aprobación y puesta en marcha de la nueva doctrina militar, que al coincidir con la campaña electoral apenas ha sido sometida a análisis en la propia Rusia, prueba la actual relevancia de la institución castrense.El fortalecimiento de las posiciones del Ejército es evidente si se atiende al hecho de que el documento de doctrina militar, finalmente aprobado por el Consejo de Seguridad el 2 de noviembre, fue básicamente elaborado por los militares, aunque incluye planteamientos de profundo contenido político. Los más significativos son que otorga al Ejército el derecho a intervenir en conflictos interiores y el abandono del principio acuñado por Leónidas Breznev de no ser el primero en utilizar el arma nuclear, según subraya VIadímir Zalatujin, un ex oficial del Ejército que ahora elabora estudios sociológicos de todo tipo.

Cobertura legal

El derecho a actuar dentro de las fronteras rusas ha otorgado "una cobertura legal", posterior, a la intervención armada contra la Casa Blanca el 4 de octubre, algo que "interesaba tanto al presidente Yeltsin como a los militares", asegura Zalatujin. De ahí la rapidez con que fue aprobada la doctrina militar, pese a que el tema se debatía desde la desaparición de la Unión Soviétíca.

El abandono del principio de no dar el primer golpe nuclear supone "adoptar una política de disuasión nuclear similar a la de Estados Unidos y la OTAN", según interpreta Serguéi Rógov, presidente del Centro de Seguridad Nacional y Relaciones Inter nacionales. Rógov admite que la doctrina Breznev, de limitar el uso de armamento nuclear sólo como respuesta a un ataque atómico, "era en buena medida propagandística, pero no totalmente"

En el resumen del documento de doctrina militar hecho público se especifica que la Federación Rusa no atacará con armas nucleares a ningún país Firmante del Tratado de No Proliferación salvo en dos casos: que el país en cuestión ataque Rusia y sea aliado de un poseedor de armamento atómico o que un país y su aliado nuclearizado realicen preparativos de ataque.

Zalatujin interpreta este cambio como una manera "de mostrar a todo el mundo que, a pesar del caos, Rusia sigue siendo un país nuclear poderoso y hay que contar con sus intereses". Y lo relaciona directamente con los deseos expresados por varios países de Europa central y del Este de entrar a formar parte de la OTAN. El propio texto de la doctrina militar señala como uno de los peligros potenciales a tener en cuenta la extensión de bloques militares y alianzas que perjudiquen los intereses de la seguridad militar de la Federación Rusa"'

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Yevgueni Prímakov, responsable de la inteligencia exterior, presentó el pasado 25 de noviembre un informe en el que destacaba la posibilidad de una ampliación de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) a corto plazo y consideraba que ello haría "replantear el desarrollo militar de Rusia" y "tomar algunas medidas de respuesta en un tiempo corto".

En la reunión del Consejo de Cooperación del Atlántico Norte celebrada la semana pasada se pusieron ya de manifiesto los esfuerzos del ministro ruso de Asuntos Exteriores, Andréi Kózirev, por evitar una ampliación de la OTAN, en clara muestra de que los preceptos de la doctrina militar forman parte de la política del Estado ruso y suponen la superación de los enfrentamientos entre la diplomacia y los militares, en favor de estos últimos.

El endurecimiento general de la posición militar, que auspicia la nueva doctrina, ha repercutido, incluso, en el tono de las intervenciones del ministro de Exteriores ruso, Andréi Kózirev, quien ahora defiende como propia la posición largamente auspiciada por el Ejército de defender a los rusos en cualquier parte en que se encuentren, en referencia a los 25 millones de ciudadanos de etnia rusa que habitan en las repúblicas de la ex URSS.

La semana pasada ante el Consejo del Atlántico Norte, Kózirev, asumió un renovado concepto de soberanía limitada -que se aplica ahora a las ex repúblicas soviéticas y no a la Europa del Este- al amenazar a finales del mes pasado a Armenia con "medidas decisivas" si no pedía perdón por un incidente armado que afectó a un alto funcionario ruso.

Las posibilidades de intervención en lo que se denomina en Rusia el "extranjero próximo" se recogen en el texto de la doctrina militar, que considera potenciales fuentes de peligro la supresión de derechos de los ciudadanos de la Federación Rusa en Estados extranjeros

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