DOS ESPAÑOLAS, POR LA PUERTA GRANDE DE EUROPA

"Trabajo por una sociedad no racista"

Estefanía Caamaño es la ganadora del segundo concurso Una Española para Europa

Convencidos de que tenían en casa la perfecta Española para Europa 1993, su madre y su hermano se confabularon para presentarla al concurso. Ante la posibilidad de ganar un millón y medio de pesetas para invertirlos en un proyecto de investigación no pudo negarse. Su europeísmo quedó certificado; también su formación académica -ingeniería de telecomunicaciones- y sus idiomas (inglés, alemán y francés). Superó el tercer grado de la entrevista personal con el jurado -dos eurodiputadas, empresarios y destacados profesionales de la comunicación- y fue elegida entre las más de 700 españolas ...

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Convencidos de que tenían en casa la perfecta Española para Europa 1993, su madre y su hermano se confabularon para presentarla al concurso. Ante la posibilidad de ganar un millón y medio de pesetas para invertirlos en un proyecto de investigación no pudo negarse. Su europeísmo quedó certificado; también su formación académica -ingeniería de telecomunicaciones- y sus idiomas (inglés, alemán y francés). Superó el tercer grado de la entrevista personal con el jurado -dos eurodiputadas, empresarios y destacados profesionales de la comunicación- y fue elegida entre las más de 700 españolas que se presentaron. "Esto ha venido como una beca del cielo", dice.Si los organizadores -la oficina española del Parlamento Europeo y Bitter Kas- recalcaban que no era un concurso de misses, que había que dibujar el perfil de la nueva española y "encontrar una mujer interesada en los aspectos sociológicos y modernos de la Europa actual", Estefanía Caamaño, madrileña de 24 años, les daba la razón: ecologista practicante, enemiga del consumismo y de la cultura de los hiper, colaboradora de una organización humanitaria y buscadora de "una Europa solidaria y no racista". Estefanía pasa "del estilo superwoman que nos quieren imponer" y le fastidia que hasta en la Universidad les digan: "Si vais a una entrevista de trabajo, arreglaos bien". Armani no está en su armario. Pendientes varios en las orejas, pelo rapado, mono de algodón, cazadora de cuero negro y botas guerra fría, componen el atuendo de esta pacifista convencida. "Si tuviera que hacer la mili sería objetora".

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Deportista -campeona juvenil de natación- y viajera de mochila,- "me encanta ir sola y a mi aire"- ha participado en campos de trabajo internacionales y ha recorrido media Europa en tren: "Lo del Interrail es un chollo".Lleva una pulserita étnica en la muñeca, pero esto es un signo menor. Su preocupación por los países en desarrollo se transluce en horas y horas como curranta voluntaria en Ingeniería sin Fronteras, organización no gubernamental que impulsa proyectos de cooperación técnica. Se define cristiana y tiene una rotunda opinión política: "Soy de izquierdas, y serlo no significa sólo pertenecer a un partido político concreto, sino una ideología socialista. Hay que trabajar por una sociedad igualitaria y solidaria".

¿Ruta del bakalao o de las Alpujarras? "Las Alpujarras, por supuesto", afirma gesticulante, y resalta que no es todo caos juvenil lo que reluce en encuestas y reality shows. "¿Por qué no hablan más de todos los jóvenes que trabajan por los demás o por el medio ambiente?"Apoya las reivindicaciones estudiantiles, pero cree más "en las negociaciones que en la insistencia de ir a la huelga". Ve sentido en la idea de promocionar una mujer europeísta, pero "no creo que la mujer europea sea diferente del hombre europeo. Lo intentamos pero aún no se nos reconoce el mismo valor. Las españolas no tenemos nada que envidiar en cuanto a preparación. "Creo en las mujeres ambiciosas con ganas de asumir responsabilidades".

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