Cartas al director

Quiero ser peatón

Quisiera ser peatón en el centro de Madrid, la ciudad que tanto quiero, pero las autoridades me prefieren y me respetan mucho más como automovilista. Me está permitido ocupar las aceras para no tener que pagar las tasas de los aparcamientos públicos medio vacíos. Han acertado los técnicos municipales en poner pivotes metálicos muchas veces sólo con el fin de que el aparcamiento en las aceras sea más ordenado. Con mi coche tengo el mismo derecho que un autobús de la EMT con treinta o más pasajeros. Me encanta la vista gorda de los municipales y sus pitidos indulgentes alegran cualquier m...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Quisiera ser peatón en el centro de Madrid, la ciudad que tanto quiero, pero las autoridades me prefieren y me respetan mucho más como automovilista. Me está permitido ocupar las aceras para no tener que pagar las tasas de los aparcamientos públicos medio vacíos. Han acertado los técnicos municipales en poner pivotes metálicos muchas veces sólo con el fin de que el aparcamiento en las aceras sea más ordenado. Con mi coche tengo el mismo derecho que un autobús de la EMT con treinta o más pasajeros. Me encanta la vista gorda de los municipales y sus pitidos indulgentes alegran cualquier mañana lluviosa y gris de otoño.

Los pasos de cebra son cotos para cazar peatones. La agilidad de éstos es admirable a veces. Se muestran especialmente agradecidos, si no sorprendidos, cuando se les deja cruzar. Ellos siempre están dispuestos a dejar paso primero al automovilista ' en ir en fila de indio por lo que les dejamos de las aceras, en protegerse hábilmente, con sus paraguas, del agua que les echamos encima cuando llueve.

Los atascos no me importan. Subo las ventanas para no tragarme la porquería que producimos con nuestros coches tan potentes, leo el diario o escucho música y dejo al peatón el único placer que todavía puede tener: contemplar las peleas refrescantes en los cruces cuando nadie respeta los semáforos o escuchar los piropos que intercambian los que aparcan en tercera fila con los de la segunda o de la primera. Tantas y más ventajas tengo paseando en mi coche por Madrid gracias a la eficacísima labor del Ayuntamiento de turno. Sin embargo, tengo que confesar: quisiera ser peatón en el centro de Madrid, la ciudad que tanto quiero, pero las autoridades me prefieren y me respetan mucho más como automovilista.-

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En