España y Portugal limaron asperezas en vísperas de la cumbre de la CE

Los ministros de Asuntos Exteriores de España y Portugal, Javier Solana y José Manuel Durao Barroso, se esforzaron ayer a solas por limar asperezas en vísperas de la cumbre extraordinaria de los Doce y evitaron ante la prensa exhibir sus divergencias sobre el futuro de la Comunidad Europea (CE).Solana visitó en Lisboa a su homólogo luso que le acogió publicando un artículo en el diario Público en que el arremete contra la pretensión de los países comunitarios grandes, incluida España, de efectuar una reforma institucional de la CE antes de la ampliación a nuevos miembros para garantizar su efi...

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Los ministros de Asuntos Exteriores de España y Portugal, Javier Solana y José Manuel Durao Barroso, se esforzaron ayer a solas por limar asperezas en vísperas de la cumbre extraordinaria de los Doce y evitaron ante la prensa exhibir sus divergencias sobre el futuro de la Comunidad Europea (CE).Solana visitó en Lisboa a su homólogo luso que le acogió publicando un artículo en el diario Público en que el arremete contra la pretensión de los países comunitarios grandes, incluida España, de efectuar una reforma institucional de la CE antes de la ampliación a nuevos miembros para garantizar su eficaz funcionamiento y evitar que sea gobernada por los pequeños.

En el periódico y en una rueda de prensa Durao Barroso criticó este proyecto porque hay que dejar "cicatrizar las heridas" surgidas durante la ratificación del Tratado de Maastricht y además crearía "una dicotomía entre grandes y pequeños" de la CE. "Portugal no puede tener un estatuto disminuido".

Solana insistió, sin embargo, en que sus discrepancias con su colega son "de matiz" y, a diferencia de sus anteriores intervenciones, se olvidó de pronunciar la palabra "reforma" y sólo habló de "ajuste" previo a la ampliación. "En líneas generales estamos de acuerdo", añadió Durao Barroso.

Ambos ministros apoyaron no sólo la instalación del Instituto Monetario Europeo, embrión del futuro banco central, en Alemania sino incluso en Francfort a lo que se oponen París y Londres alegando que no debe tener su sede en una plaza financiera.

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