Tribuna:

0'7%

Verán, no se trata de pedir por pedir: no es una demanda utópica para galvanizar la conciencia y el corazón de las gentes y conseguir al menos la mitad. Porque en este caso lo que se pide (que España dedique el 0'7% del PIB para el desarrollo de los países pobres, en vez del 0'2%, como es ahora) es una cantidad imprescindible y mínima, una cuenta demasiado añeja: la ONU lleva recomendando esta cifra desde 1972.Sí, ya sé que estamos en crisis, pero esta pequeña crisis nuestra, por muy angustiosa y dolorosa que sea para quienes la sufren, palidece frente a la envergadura de la crisis y el descon...

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Verán, no se trata de pedir por pedir: no es una demanda utópica para galvanizar la conciencia y el corazón de las gentes y conseguir al menos la mitad. Porque en este caso lo que se pide (que España dedique el 0'7% del PIB para el desarrollo de los países pobres, en vez del 0'2%, como es ahora) es una cantidad imprescindible y mínima, una cuenta demasiado añeja: la ONU lleva recomendando esta cifra desde 1972.Sí, ya sé que estamos en crisis, pero esta pequeña crisis nuestra, por muy angustiosa y dolorosa que sea para quienes la sufren, palidece frente a la envergadura de la crisis y el desconsuelo mundial: sólo en Somalia ya han muerto 350.000 niños de hambre, y de aquí al año 2000 fallecerán de lo mismo otros 200 millones de personas. Por no hablar de ese otro escalón de la miseria en donde se muere no ya de una hambruna fulminante, sino de una sordidez lenta, de falta de higiene, canijismo, endemias, extenuación, aguas putrefactas, falta de ayuda médica, hacinamiento. O bien de la violencia que se suele generar en torno a la extrema pobreza. Más de 1.000 millones de personas viven en condiciones infrahumanas.

Y no se trata tan sólo de una irresponsabilidad criminal. Como dicen los de la Comisión por el 0'7% (y también 1.500 científicos de todo el mundo, entre ellos 99 premios Nobel), que los países ricos no dediquen ya esa mínima cantidad a la ayuda internacional es un suicidio, porque la humanidad se encuentra en la frontera del colapso: superpoblación, contaminación, desertización, presiones migratorias... Problemas todos ellos que se pueden solucionar con cultura y con un desarrollo controlado, y eso cuesta dinero. Nuestro Parlamento va a discutir ahora los presupuestos de 1994. Es el momento de exigir el 0'7%. Por solidaridad, por sensatez, por supervivencia.

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