Oficina de quejas

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La oficina de reclamaciones en la estación de Sants era ayer un hervidero de problemas: maletas perdidas, clientes que esperaban con desesperación la entrega de su facturación y, sobre todo, quejas por los retrasos. El jefe de estación no daba abasto para explicar el desbarajuste.Había de todo: desde emigrantes que no llegaban a su destino a personas que reclamaban un justificante para su empresa, y hasta una señora que en el trayecto de Tortosa a Barcelona empleó 10 horas y le robaron el bolso. Unos emigrantes que iban a Francia a recolectar manzanas explicaban: "Esta mañana teníamos que estar en la oficina de emigración de Figueres para firmar el contrato; esperemos que las autoridades sean comprensivas".

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