El juez exculpa a los bomberos de Pamplona de la muerte del niño arrojado al vacío en un incendio

El niño de tres años Carlos Sagüés Merino, a quien los bomberos de Pamplona arrojaron a la calle inadvertidamente dentro de un armario en llamas, falleció a causa de la inhalación de monóxido de carbono, según la autopsia. El juez instructor del caso manifestó ayer que la actuación de los bomberos en el incendio fue correcta.Joaquín Galve, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia de Pamplona, manifestó ayer que el niño estaba muerto cuando el armario en el que se refugió fue arrojado a la calle desde una ventana situada a cuatro metros de altura, en la vivienda famili...

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El niño de tres años Carlos Sagüés Merino, a quien los bomberos de Pamplona arrojaron a la calle inadvertidamente dentro de un armario en llamas, falleció a causa de la inhalación de monóxido de carbono, según la autopsia. El juez instructor del caso manifestó ayer que la actuación de los bomberos en el incendio fue correcta.Joaquín Galve, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia de Pamplona, manifestó ayer que el niño estaba muerto cuando el armario en el que se refugió fue arrojado a la calle desde una ventana situada a cuatro metros de altura, en la vivienda familiar situada en la calle Magdalena de Pamplona.

"La autopsia ha determinado que Carlos Sagüés no presentaba ni una sola fractura de huesos. Había muerto asfixiado antes de ser arrojado a la calle, y, además, presentaba graves quemaduras en buena parte de su cuerpo. La causa de la muerte es inequívoca y nada tuvo que ver con el despiste humano de los bomberos", añadió Galve.

El juez considera que la actuación de los bomberos fue una "práctica habitual", ya que el armario que contenía el cuerpo, constituía en aquel momento "un foco de fuego" que había que desalojar de la habitación. "La estancia estaba a oscuras y había muchísimo humo. Los bomberos realizaron una inspección ocular", señaló el juez, "y debido quizá a un despiste no advirtieron la presencia del cadáver del niño".

El juez indicó que fue imposible que ningún vecino hubiera visto respirar al pequeño tras caer a la calle, y calificó de "posible error" tal apreciación, producida quizá por el estado de nerviosismo de los vecinos que habían sido desalojados del inmueble en llamas.

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