Un empleado de Sarasola denunica por malos tratos a guardas del hipódromo

El veterinario Diego Fliess Rodríguez, director de la yeguada que el empresario Enrique Sarasola posee en Navarra, denunció el 8 de agosto en la Comisaría de Chamberí la agresión que había sufrido un día antes por vigilantes del hipódromo de Madrid. El veterinario, argentino, asegura que la agresión se produjo después de que se negase a aceptar los más de tres millones de pesetas que el presidente del hipódromo, Enrique Sarasola, le ofreció al despedirle.El motivo del despido, según Fliess, fue de orden personal, aunque, reconoce el veterinario, Sarasola ha llegado a difundir que su empleado l...

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El veterinario Diego Fliess Rodríguez, director de la yeguada que el empresario Enrique Sarasola posee en Navarra, denunció el 8 de agosto en la Comisaría de Chamberí la agresión que había sufrido un día antes por vigilantes del hipódromo de Madrid. El veterinario, argentino, asegura que la agresión se produjo después de que se negase a aceptar los más de tres millones de pesetas que el presidente del hipódromo, Enrique Sarasola, le ofreció al despedirle.El motivo del despido, según Fliess, fue de orden personal, aunque, reconoce el veterinario, Sarasola ha llegado a difundir que su empleado le robaba. "Si he robado, que lo demuestre", propone Fliess, "que me mande a un juzgado, igual que yo he enviado a otro su orden de despido. Diego Fliess asegura que, tras negarse a aceptar el despido, un abogado de Sarasola le ofreció dinero para que abandonase la casa de tres habitaciones de la oficina de la yeguada en Navarra.

"Me negué y accedí a hacer unas declaraciones en Egin entre las que se decía que Sarasola me había llegado a pagar en dinero negro. Yo sabía que eso no le iba a gustar, pero me decidí a ir al hipódromo porque el sábado corría mi yegua Bonanza. Cuando estaba charlando con dos amigos vino Emillano Vita, jefe de seguridad del Hipódromo, que había sido guardaespaldas de Sarasola. Me dijo: 'Te comunico que te tienes que ir'. Yo le repliqué. Me dijo que me iba a tener que sacar por la fuerza.

"Un gordo me agarró el brazo por atrás,, prosigue Fliess, "forcejeé, pero me sacaron a patadas. Me metieron en un auto, llamaron a un taxista, y le dijeron que me llevara para Madrid. Les pregunté: '¿Y esto quién lo paga?'. 'No te hagas el gallito', me aconsejaron, al tiempo que me pegaban con la porra en la cabeza".

Este periódico ha intentado durante dos días ponerse en contacto con Sarasola y con el jefe de seguridad del hipódromo de Madrid.

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