Acaban los arreglos municipales por los atentados

El concejal de Urbanismo, José Ignacio Echevarría, y el edil presidente de Chamartín, Miguel Cantos, visitaron ayer los lugares afectados por los atentados terroristas del lunes 21 de junio. Pretendían así comprobar in situ que el dispositivo de urgencia puesto en marcha por el Ayuntamiento de Madrid para reparar los inmuebles dañados (tanto en la glorieta de López de Hoyos y en la calle de Joaquín Costa como en la calle de Serrano) ha devuelto a los mismos las que se denominan condiciones de habitabilidad.

Para el Ayuntamiento de Madrid, habitabilidad significa que...

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El concejal de Urbanismo, José Ignacio Echevarría, y el edil presidente de Chamartín, Miguel Cantos, visitaron ayer los lugares afectados por los atentados terroristas del lunes 21 de junio. Pretendían así comprobar in situ que el dispositivo de urgencia puesto en marcha por el Ayuntamiento de Madrid para reparar los inmuebles dañados (tanto en la glorieta de López de Hoyos y en la calle de Joaquín Costa como en la calle de Serrano) ha devuelto a los mismos las que se denominan condiciones de habitabilidad.

Para el Ayuntamiento de Madrid, habitabilidad significa que en una casa haya puertas, ventanas, alicatados y tabiques en condiciones. Eso es lo único que han reparado en 10 días los 110 obreros (30 en Serrano y 80 en la esquina de la glorieta de López de Hoyos con Joaquín Costa) que hoy se retiran.

De las labores de pintura y remate tendrán que hacerse cargo las compañías aseguradoras de los propietarios, que se quejan de que aún queda mucho por arreglar y de que no se han reparado todos los desperfectos que pensaban. Según los vecinos, el Consorcio de Compensación de Seguros (organismo autónomo dependiente de Hacienda creado en 1940 para hacer frente monetariamente a las catástrofes naturales o provocadas por acciones de carácter político-social) pagará los daños comunes de las fincas (los que afectan a todos los inquilinos, como la reparación de los ascensores, por ejemplo) y los de los pisos cuyos propietarios tengan suscrita una póliza especial.

"Los que no la tenemos, haremos frente a los gastos nosotros misinos", dice Inés Sánchez de Madariaga, cuyo piso está en la calle de Joaquín Costa, número 61, el edificio más afectado por el primer atentado. "Y en estos pisos hay gente mayor que no tiene seguro", apostilla un vecino de la glorieta de López de Hoyos, número 3, otro inmueble muy castigado.

Quejosos están también en los comercios de la zona que sufrieron destrozos. Según Pedro López, encargado del bar Galayka, sito en el lugar del primer atentado, se han dirigido incluso escritos al Ministerio del Interior y al Ayuntamiento. "Hemos tenido cerrado el bar ocho días, en los que sólo nos han arreglado el techo y los cristales. Lo demás ha corrido de nuestra cuenta. Aparte, no han tocado un tabique interior que está reventado porque dicen que no es competencia suya [de los obreros]".

La zona, a pesar de todo, va recuperando la normalidad. Los inquilinos que se marcharon por estar sus pisos en ruinas van regresando. No obstante, quedan aún muchos (nueve de un total de 12 en la glorieta de López de Hoyos, número 3, por ejemplo) que están alojados en casas de amigos, vecinos o familiares.

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