Marruecos se encamina hacia la formación de un Gobierno democrático sometido a tutela

Marruecos camina hacia la formación de un Gobierno de credibilidad democrática tutelada. Esta es la principal conclusión que se desprende de los resultados de las elecciones legislativas celebradas el pasado viernes, en las que triunfaron de manera relativa los partidos mayoritarios de la oposición democrática. Mientras, partidos políticos y Gobierno se han enzarzado en una polémica sobre la transparencia de las elecciones.

El proceso de "democratización" que desde hace tres años impulsa el rey Hassan II culminó el viernes con la celebración de las elecciones legislativas, cuyo principa...

Marruecos camina hacia la formación de un Gobierno de credibilidad democrática tutelada. Esta es la principal conclusión que se desprende de los resultados de las elecciones legislativas celebradas el pasado viernes, en las que triunfaron de manera relativa los partidos mayoritarios de la oposición democrática. Mientras, partidos políticos y Gobierno se han enzarzado en una polémica sobre la transparencia de las elecciones.

El proceso de "democratización" que desde hace tres años impulsa el rey Hassan II culminó el viernes con la celebración de las elecciones legislativas, cuyo principal objetivo era posibilitar el triunfo de los dos partidos mayoritarios de la oposición democrática, los socialistas de la Unión Socialista de las Fuerzas Populares (USFP) y los nacionalistas de Istiq1al, según aseguran los observadores políticos.Pero este futuro Gobierno de credibilidad democrática formado por socialistas y nacionalistas estará tutelado obligatoriamente por algún partido oficialista, con el que deberán aliarse hasta obtener la mayoría parlamentaria de 163 escaños y poder gobernar. Todo apunta a un posible Gobierno de coalición entre socialistas, nacionalistas y centristas de la Agrupación Nacional Independiente (RNI) que dirige Ahmed Osinan, cuñado del rey.

En medios políticos de la oposición democrática se asegura que la búsqueda de esta complicada fórmula de alquimia política -" credibilidad democrática", tutelada por un partido oficialista- ha propiciado importantes irregularidades en el escrutinio de los votos e impedido que la USFP y el Istiq1al obtuvieran un triunfo más arrollador. Lo mismo ha sucedido con el RNI, que por el momento ha sido castigado con la pérdida de la mitad de los diputados y ayer decía ser 1a principal víctima de las irregularidades".

Este es el núcleo fundamental de una polémica pública que desde hace dos días mantiene el ministro del Interior y de Información, Dris Basri, con la mayoría de los partidos políticos. El portavoz del Gobierno asegura que el proceso electoral ha sido limpio y transparente, mientras que oposición y alguna formación oficialista insisten en un "robo masivo de votos" que ha impedido su holgado triunfo.

En medio de este debate nadie discute la imagen del rey Hassan II, que aparece reforzada. Diferentes medios de información oficial marroquíes tratan, incluso, de establecer un paralelismo entre el rey Hassan II y el rey de España, Juan Carlos I. En algunos casos las alusiones llegan a ser tan claras como las expresadas por el diario Le Matin du Sahara, tras la celebración en España de las elecciones legislativas.

El comentario editorial escrito por Ahmed Alaui, ministro de Estado y director político del grupo periodístico monárquico, aseguraba que tanto Hassan II como Juan Carlos I son la garantía de un difícil equilibrio político en sus respectivos países.

Este paralelismo se vende bien en Marruecos y es bien acogido por la opinión pública. En algunos quioscos y librerías de Rabat, junto al libro La memoria de un rey, el relato biográfico del monarca alauí escrito por el periodista francés Eric Laurent, aparece El rey, el libro sobre Juan Carlos escrito por José Luis de Vilallonga.