Fernández-Monzón difunde entre sus policías una arenga contra las actividades sindicales

Policía Municipal celebró ayer la festividad su patrón, San Juan Bautissta, y su nuevo inspector jefe, el general de división Manuel Fernández-Monzón, aprovechó para dirigirse a sus subordinados y ofrecerles algunas dosis ideológicas de lo que pretende hacer con este cuerpo de seguridad. Fernández-Monzón propugna la necesidad de un convenio laboral específico para los policías, explica que se ha encontrado un ambiente "viciado e intrigante", y anuncia medidas para atajar el poder actual de los sindicatos.

El sindicato UGT interpretó muy negativamente el comunicado interno de cinco folio...

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Policía Municipal celebró ayer la festividad su patrón, San Juan Bautissta, y su nuevo inspector jefe, el general de división Manuel Fernández-Monzón, aprovechó para dirigirse a sus subordinados y ofrecerles algunas dosis ideológicas de lo que pretende hacer con este cuerpo de seguridad. Fernández-Monzón propugna la necesidad de un convenio laboral específico para los policías, explica que se ha encontrado un ambiente "viciado e intrigante", y anuncia medidas para atajar el poder actual de los sindicatos.

El sindicato UGT interpretó muy negativamente el comunicado interno de cinco folios difundido ayer en las unidades por el inspector jefe, y remitió a continuación un escrito al alcalde para que fuese rectificado. UGT califica las manifestaciones de Fernández-Monzón como "pasadas" y añade que "recuerdan a las que se realizaban con anterioridad a l975".El inspector jefe alaba primero "la calidad humana y profesional" del cuerpo, y cita los problemas con que se ha topado tras su incorporación, al cargo: escasa disponibilidad de efectivos, dificultades presupuestarias, demasiadas libranzas... Luego, defiende la necesidad de un convenio especial para los policías al margen del que engloba a todos los funcionarios municipales.

"He encontrado un ambiente interno en el cuerpo en alguna medida viciado e intrigante, al parecer debido a desconfianzas y recelos múltiples y prolongados, en materia de promoción, destinos, cursos".

"La situación que he diseñado anteriormente", agrega, "ha provocado, a mi modesto juicio, un excesivo protagonismo en el cuerpo de lo político y sobre todo de lo sindical. En el primer aspecto, influyendo en decisiones que debieron ser exclusivamente internas; y en lo diario, dispersando a veces excesivamente también las exigencias de servicio por venir de numerosos orígenes. A los representantes sindicales en el cuerpo se les ha permitido acostumbrarse a intervenir directa e indirectamente, o pretenderlo, en cuestiones de servicio, organización, destinos, promociones y vicisitudes corporativas que no les son propias".

Fernández-Monzón anuncia que se propone evitar estos males, así como que los sindicatos se ocupen sólo de la aplicación del convenio y agoten sus contactos políticos en el concejal del área. No quiere que los agentes, en sus protestas, puenteen a los mandos intermedios, y señala: "Bastante papeleo hemos de afrontar ya por condicionantes oficiales y judiciales, para que, además, simples rivalidades e incomprensiones rutinarias entre compañeros se lleven a la vía sancionadora".

El general dice que ha observado manifestaciones públicas que le han parecido "burlescas y humillantes para la máxima autoridad rnunicipal". Y termina: "Debe ser obvio que no voy a obtener ventaja personal alguna con mi actitud, pues a ningún sitio puedo llegar que no haya llegado ya".

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