Manifestantes contra Maastricht

Media docena de personas fueron detenidas de forma espectacular ante el hotel Royal SAS en el mismo momento en que salían, ayer por la mañana, el presidente del Gobierno español, Felipe González, y el ministro de Exteriores, Javier Solana. Los jóvenes, esposados violentamente por la policía y acosados con perros, participaban en una pequeña manifestación en contra del Tratado de Unión Europea, y acogieron con silbidos la salida del presidente español. Los ...

Media docena de personas fueron detenidas de forma espectacular ante el hotel Royal SAS en el mismo momento en que salían, ayer por la mañana, el presidente del Gobierno español, Felipe González, y el ministro de Exteriores, Javier Solana. Los jóvenes, esposados violentamente por la policía y acosados con perros, participaban en una pequeña manifestación en contra del Tratado de Unión Europea, y acogieron con silbidos la salida del presidente español. Los detenidos habían conseguido eludir la barrera policial que les separaba de la entrada del hotel y fueron detenidos por las fuerzas antidisturbios, auxiliadas por perros policía.La entera organización de la cumbre ha estado marcada por los temores de las autoridades danesas a las acciones violentas de los grupos de oposición radical a Maastricht que protagonizaron una noche de vandalismo el mismo día del referéndum, el pasado 18 de mayo. Fuertes medidas de seguridad han rodeado los actos del Consejo Europeo, contribuyendo así a alimentar la repugnancia de los ciudadanos de este país por la burocracia y el boato oficiales.

La prensa de Copenhague denuncia la contradicción entre las demandas de mayor transparencia realizadas por el Gobierno danés durante su presidencia de la Comunidad Europea y el comportamiento poco transparente durante la cumbre. La carta de invitación del primer ministro Poul Nyrup Rasmussen fue conocida por los periodistas a través de las distintas representaciones de los Doce en Bruselas y no fue entregada por la representación danesa.

Si a todo esto se suma la escasa entidad de las decisiones tomadas en Copenhague se puede concluir que la cumbre deje un mal sabor de boca en este país que se ha visto situado en el ojo de las turbulencias comunitarias durante el último año.