La prueba de los Lores

Nadie puede estar seguro de que el Tratado de Maastricht vaya a salir intacto de la Cámara de los Lores. El Gobierno británico ha hecho sus cálculos y está tranquilo. Pero la Cámara de los bancos rojos, con todo su anacronismo, puede plantear sorpresas. Tiene muchos miembros, más de 1.200, de los que dos tercios no acuden casi nunca, por lo que es dificilísimo garantizar mayorías aritméticas.Y el personal es lo más variopinto que pueda imaginarse. Ex primeros ministros de todo pelaje (desde Harold Wilson a Margaret Thatcher), aristócratas inmensamente ricos (el duque de Westminster), aristócra...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Nadie puede estar seguro de que el Tratado de Maastricht vaya a salir intacto de la Cámara de los Lores. El Gobierno británico ha hecho sus cálculos y está tranquilo. Pero la Cámara de los bancos rojos, con todo su anacronismo, puede plantear sorpresas. Tiene muchos miembros, más de 1.200, de los que dos tercios no acuden casi nunca, por lo que es dificilísimo garantizar mayorías aritméticas.Y el personal es lo más variopinto que pueda imaginarse. Ex primeros ministros de todo pelaje (desde Harold Wilson a Margaret Thatcher), aristócratas inmensamente ricos (el duque de Westminster), aristócratas con muy poco dinero, personalidades del mundo académico, obispos anglicanos, entre otros.

Más información

En los Lores rige aún algo parecido al parlamentarismo puro, y un discurso inspirado, como el que se espera de lady Thatcher, puede decidir el sentido de un montón de votos. No valen consignas previas ni amenazas como las habituales en los Comunes.

Para muchos observadores políticos, el auténtico debate británico sobre el Tratado de Maastricht aún no se ha celebrado: se desarrollará las próximas semanas en la Cámara de los Lores.

La estrategia de los euroescépticos en la Cámara de los Lores será similar a la ya planteada en recientes campañas populares: además de atacar frontalmente el tratado, dirigirán parte de sus esfuerzos a reclamar un referéndum sobre el mismo. La Cámara alta carece de capacidad legal para forzar la consulta, a la que el Gobierno se niega en redondo. Pero el referéndum es atractivo para el público británico, que, aunque muy harto de Maastricht, preferiría poder opinar.

Lady Thatcher y sus seguidores saben que Major es débil en estos momentos y que puede encontrarse pronto en una situación crítica. Juegan con la hipótesis de que un Major acorralado necesitará emprender una huida hacia adelante y optará, in extremis, por convocar un referéndum que legitimara tanto el tratado como su propio liderazgo.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En