Comienza en Turquía la carrera por la sucesión de Turgut Ozal

La carrera por la presidencia se ha abierto en Turquía un día después del repentino fallecimiento, el sábado, de Turgut Ozal. Tres políticos, entre ellos el primer ministro, Suleimán Demirel, componen la quiniela de los candidatos para ocupar el puesto. Los otros dos son el viceprimer ministro Erdal Inonu y el presidente del Parlamento, Husamettin Cindoruk.

Demirel, que había "jurado" sacar a Ozal de la presidencia por su "injerencia en los asuntos del Ejecutivo", mantiene un mutismo absoluto. Según la Constitución turca, el Parlamento debe elegir, por mayoría simple, a un nuevo pre...

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La carrera por la presidencia se ha abierto en Turquía un día después del repentino fallecimiento, el sábado, de Turgut Ozal. Tres políticos, entre ellos el primer ministro, Suleimán Demirel, componen la quiniela de los candidatos para ocupar el puesto. Los otros dos son el viceprimer ministro Erdal Inonu y el presidente del Parlamento, Husamettin Cindoruk.

Demirel, que había "jurado" sacar a Ozal de la presidencia por su "injerencia en los asuntos del Ejecutivo", mantiene un mutismo absoluto. Según la Constitución turca, el Parlamento debe elegir, por mayoría simple, a un nuevo presidente en el plazo de un mes o bien convocar elecciones generales.

Mientras, cientos de ciudadanos se congregaron ante el palacio presidencial de Ankara en la tarde del sábado para firmar en el libro de condolencias. El cadáver de Ozal, que murió a causa de una crisis cardíaca, será expuesto el martes en el Parlamento. El entierro se llevará a cabo el jueves en Estambul.

Los mensajes de condolencia siguen llegando al país. El Consejo de Seguridad rindió un homenaje al presidente turco en la madrugada del domingo. También el presidente iraní, Alí Akbar Hachemi Rafsanyani mostró su pesar en un mensaje al Gobierno turco. El diario Teheran Times calificó la muerte de Ozal como una "grave pérdida para la región". Irak, en cambio, no ocultó su alegría. Para el régimen de Sadam Husein, la muerte de Ozal supone la desaparición de "un símbolo de la agresión aliada".

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