El mismo nombre, distinta enfermedad

Aunque reciben la misma denominación, los tres tipos de hepatitis víricas más comunes, A, B, y C, son completamente distintos. El virus denominado A produce una afectación muy leve y se transmite por vía oral-fecal, por eso es el causante de brotes de hepatitis localizadas, por ejemplo en escuelas o cuarteles. La enfermedad evoluciona habitualmente de forma favorable y una vez curada, el organismo queda permanentemente inmunizado frente al virus.La hepatitis B, en cambio, se transmite fundamentalmente por vía sanguínea, como el sida, por eso se consideran grupos de riesgo los drogadictos por v...

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Aunque reciben la misma denominación, los tres tipos de hepatitis víricas más comunes, A, B, y C, son completamente distintos. El virus denominado A produce una afectación muy leve y se transmite por vía oral-fecal, por eso es el causante de brotes de hepatitis localizadas, por ejemplo en escuelas o cuarteles. La enfermedad evoluciona habitualmente de forma favorable y una vez curada, el organismo queda permanentemente inmunizado frente al virus.La hepatitis B, en cambio, se transmite fundamentalmente por vía sanguínea, como el sida, por eso se consideran grupos de riesgo los drogadictos por vía intravenosa y también las personas que reciben transfusiones o hemoderivados. Diversos estudios han demostrado el contagio por vía sexual. Tiene un largo periodo de latencia sin síntomas y en el 5% de los casos evoluciona hacia la cronicidad, que puede dar lugar a una cirrosis hepática. En el resto de los casos la lesión es pequeña y no está demostrado que acorte la vida, aunque el virus ya no abandona nunca el organismo.

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