ETA quiso reanudar el diálogo con el Gobierno en noviembre y ofreció una tregua de dos meses

La organización terrorista ETA intentó reanudar el pasado mes de noviembre los contactos con el Gobierno, aunque imponiendo todavía condiciones que fueron consideradas inaceptables por el Ministerio del Interior. ETA empleó intermediarios ajenos a Herri Batasuna para transmitir el mensaje, que consistía en comprometerse a paralizar los atentados durante un periodo de dos meses a cambio de la reanudación de las conversaciones con Antxon Etxbeste en la República Dominicana. Interior rechazó la propuesta y exigió que la tregua fuera indefinida.

El contacto de la organización terrorista con...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La organización terrorista ETA intentó reanudar el pasado mes de noviembre los contactos con el Gobierno, aunque imponiendo todavía condiciones que fueron consideradas inaceptables por el Ministerio del Interior. ETA empleó intermediarios ajenos a Herri Batasuna para transmitir el mensaje, que consistía en comprometerse a paralizar los atentados durante un periodo de dos meses a cambio de la reanudación de las conversaciones con Antxon Etxbeste en la República Dominicana. Interior rechazó la propuesta y exigió que la tregua fuera indefinida.

Más información

El contacto de la organización terrorista con el Ministerio del Interior se produjo a través de intermediarios ajenos a la coalición radical Herri Batasuna y a la política partidista, en un intento de ETA de dar la máxima credibilidad a su mensaje, según han informado fuentes políticas vascas. Un portavoz del departamento declaró ayer que Interior no comenta especulaciones relacionadas con la lucha antiterrorista.La propuesta era básicamente la misma que se había realizado el 10 de julio anterior, sin que Interior la tomara en consideración. Consistía en un compromiso de la organización terrorista de paralizar la actividad de los comandos durante dos meses a cambio de un gesto de reconocimiento del Gobierno hacia el frente de interlocución, es decir, el grupo de deportados en la República Dominicana encabezado por Antxon Etxebeste.

El gesto debería incluir un desplazamiento a Santo Domingo del secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, que dirigió en 1988 la delegación del Gobierno en las frustradas conversaciones de Argel.

Frente a la oferta pública de tregua de julio, que comprendía dentro del plazo de dos meses la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona, el Ministerio del Interior no dio respuesta pública. Frente a la propuesta de noviembre, el departamento de José Luis Corcuera contestó que no existe posibilidad de reanudar el diálogo sin una tregua indefinida por parte de la organización terrorista, que dé paso luego a posibles medidas de generosidad, según las fuentes citadas.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Única alternativa

El análisis de Interior ha permanecido invariable en los últimos meses. No se puede abrir un nuevo proceso de conversaciones que permitiría a ETA encontrar argumentos para legitimarse como interlocutor político, mientras gana tiempo para reorganizar su debilitada estructura.

Los responsables de la lucha antiterrorista están convencidos de que este supuesto podría acabar beneficiando a la organización terrorista, precisamente cuando se encuentra en el peor momento de moral y operatividad de su historia.

La única alternativa que el Ministerio del Interior estaría dispuesto a tomar en consideración, según las fuentes informantes, es la declaración por parte de ETA de una tregua indefinida que diera paso al diálogo. En este supuesto, se considera posible conseguir el abandono de las armas para siempre en paralelo a medidas de generosidad, a las que el ministro José Luis Corcuera se volvía a referir esta misma semana, condicionándolas siempre al final de la violencia.

Uno de los objetivos de ETA, tanto al intentar reabrir las conversaciones en julio como en noviembre pasados, según fuentes políticas vascas, es cortar el paso a posibles movimientos de aproximación hacia José Luis Arrieta Zubimendi, Azkoiti. Este dirigente de ETA considerado histórico, de 48 años de edad, ha gozado de un evidente trato de favor de las autoridades francesas, en un intento de facilitar el aumento de su influencia y su peso en la organización terrorista.

Azkoiti fue confinado tras salir de la cárcel, primero en Perpignan y luego en Toulouse, en condiciones de confort muy superiores a otros miembros de ETA con residencia obligatoria. En los últimos meses del año pasado, mantuvo frecuentes contactos con representantes y mensajeros de diversas fuerzas políticas vascas del arco nacionalista.

Arrieta Zubimendi está al borde del medio siglo y es cercano políticamente a los planteamientos de los abogados Iñaki Esnaola y -Christianne Fando, marginados por la mayoría de los presos siguiendo instrucciones de la dirección de la organización terrorista.

En Azkoiti se ha creído ver la posibilidad de que la generación del fallecido Txomin Iturbe, con más experiencia, más cansancio y mayor proximidad al nacionalismo mayoritario que la dirección encabezada por Francisco Múg1ca Garmendia, Pakito, se haga con las riendas de la organización o consiga imponer su criterio para buscar una salida realista hacia la pacificación.

Su personalidad se encuentra, junto a la de Antxon Etxebeste, en el centro del debate interno en la organización terrorista al que se ha referido también Corcuera en los últimos días, para señalar su importancia en el camino de la paz. Este debate fue lanzado el año pasado con el largo texto crítico de Etxebeste.

Archivado En