La revancha de Suquía

El presidente saliente, el cardenal arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, no lo pudo resistir. No ganó su candidato a la presidencia y consiguió la vicepresidencia Fernando Sebastián, con quien no congenió durante el año (1987-1988) que compartieron la gestión de la Conferencia Episcopal. Y ahora plantea la revancha: quiere un obispo afÍn para la secretaria general de la Conferencia. Para ello, y según distintas fuentes, ha forzado la máquina. Los obispos eligieron ayer a Luis Gutiérrez, auxiliar de Madrid y claretiano como Sebastián, para secretario general. Votaron a Gutiérrez 49 de ...

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El presidente saliente, el cardenal arzobispo de Madrid, Ángel Suquía, no lo pudo resistir. No ganó su candidato a la presidencia y consiguió la vicepresidencia Fernando Sebastián, con quien no congenió durante el año (1987-1988) que compartieron la gestión de la Conferencia Episcopal. Y ahora plantea la revancha: quiere un obispo afÍn para la secretaria general de la Conferencia. Para ello, y según distintas fuentes, ha forzado la máquina. Los obispos eligieron ayer a Luis Gutiérrez, auxiliar de Madrid y claretiano como Sebastián, para secretario general. Votaron a Gutiérrez 49 de los 76.

Pero no aceptó, un suceso inédito en la Conferencia Episcopal. Máxime cuando Gutiérrez, que estaba en la terna de candidatos elaborada por la comisión permanente del episcopado el pasado lunes, había consentido. El cardenal Suquía reconoció ayer que su auxiliar no había aceptado el cargo. "Adujo motivos personales", señaló. "Invocó [ante sus compañeros de episcopado] problemas de conciencia y lealtad a dos fidelidades", señalaron otras fuentes eclesiales. Una fidelidad a su arzobispo y otra, según interpretan estas fuentes, a la propia Conferencia. Tras este suceso, ocurrido a primera hora de la tarde, los obispos mantuvieron una sesión reservada.

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La mayoría en el ejecutivo

La tensión en el aula pudo alcanzar niveles insospechados, según fuentes próximas al episcopado, que consideran que Suquía y su sector han presionado a Gutiérrez para no aceptar. Perdidas la presidencía y vicepresidencia, el cardenal, a juicio de estos analistas, pretende controlar el comité ejecutivo del episcopado. Para ello, su sector consiguió que la votación de los tres miembros que estatutariamente corresponde a la plenaria precediera a la elección del secretario general.Se salieron con la suya y, por regla de la compensación, el sector más abierto aceptó que entraran Antonio Rouco y Ricard Maria Carles, arzobispos de Santiago de Compostela y Barcelona. Promovido por este sector fue escogido Gabino Díaz Marchán, arzobispo de Oviedo. Con la presencia como miembro nato del arzobispo de Madrid, las fuerzas quedan divididas. Yanes, Sebastián y Díaz Merchán, por un lado, y Suquía, Carles y Rouco, por el otro. El secretario general, decanta. Su elección no será hoy. Se constituirá una comisión permanente, que saldrá de la renovación de los presidentes de comisiones episcopales -Teodoro Úbeda, de Mallorca, resultó reelegido para un tercer mandato en la de Pastoral-, y elaborar una nueva terna. El Gobierno, por su ministro de Justicia, Tomas de la Quadra-Salcedo, saludó los nombramientos de Yanes y Sebastian.

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