Críticas en las cárceles y malestar por las víctimas civiles indiscriminadas

A mediados de junio pasado se dieron a conocer varios escritos del dirigente etarra Eugenio Etxebeste, Antxon, deportado en Santo Domingo, que contenían duras críticas a los métodos empleados por ETA cuando estaba comandada por el coletivo Artapalo, que dirigía Francisco Múgica Garmendia, Pakito.

En uno de los documentos, Antxon admite sin ambages "un debilitamiento progresivo del sector carcelario, donde continúa constatándose una efervescencia cada día mayor de dudas, críticas y posicionamientos ambiguos que, sin llegar al extremo de plantear alternativas a la actual lín...

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A mediados de junio pasado se dieron a conocer varios escritos del dirigente etarra Eugenio Etxebeste, Antxon, deportado en Santo Domingo, que contenían duras críticas a los métodos empleados por ETA cuando estaba comandada por el coletivo Artapalo, que dirigía Francisco Múgica Garmendia, Pakito.

En uno de los documentos, Antxon admite sin ambages "un debilitamiento progresivo del sector carcelario, donde continúa constatándose una efervescencia cada día mayor de dudas, críticas y posicionamientos ambiguos que, sin llegar al extremo de plantear alternativas a la actual línea de la organización, ofrecen un peligroso panorama de stand-by [parón]". Antxon reconoce la "sensibilización negativa, cuando no abierto malestar, en la población vasca y del Estado más proclive al nacionalismo o de ideologías progresistas, incluidos amplios sectores del Movimiento de Liberación Nacional Vasco, ante una lucha armada basada en el alto riesgo asumido de ocasionar bajas civiles indiscriminadas". Antxon responsabilizó en una carta de abril de 1992 a la dirección de ETA de su propia caída en Bidart, el 29 de marzo de 1992.

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El etarra reconocía que la ofensiva del 92 había sido una derrota para la banda, y trazaba un panorama sombrío de la organización bajo la jefatura de Pakito, que él atribuía a su "falta de previsión" y que había significado, entre otras cosas, la "caída del aparato del cobro del impuesto revolucionario; la disminución operativa en Euskadi y el plazo cada vez más breve de desmantelamiento policial de los comandos ilegales en Guipúzcoa y Vizcaya".

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